Para los periodistas la aparición de un nuevo medio de comunicación es un motivo de alegría. Para una democracia, un síntoma de buena salud, porque la posibilidad de que exista una nueva apuesta comunicativa es la posibilidad de una nueva tendencia con su personalidad que amplía el espectro ideológico respecto a lo existente.
Hace tiempo que se venía anunciando la nueva apuesta de Pedro J. Ramírez. Un periodismo innovador, novedoso, participativo, democrático y riguroso en el que como el propio fundador de Diario 16 y de El Mundo ha definido en su último “Arponero Ingenuo”, la newsletter semanal que ha ido escribiendo, “en esta creación estamos hoy un centenar de periodistas, directivos, comerciales y técnicos “federados en una sola quilla”, que decía Melville, dispuestos a recorrer “todas las islas del mar y todos los confines de la tierra”, rompiendo aguas ya para “presentar todas las querellas del mundo ante ese tribunal” de la civilización humana que es la opinión pública”.
Hasta aquí, todo en orden y con buenas vibraciones. Los medios de comunicación tienen la obligación de servir a la sociedad para garantizar una comunicación veraz a la que la Constitución avala para satisfacer el derecho de todos los ciudadanos de estar “verdaderamente informados”. Desde este punto de vista, enhorabuena a la aparición de El Español.
Cuantas más voces haya que nos cuenten lo que pasa, bienvenidas sean. Bienvenidas sean las apuestas rigurosas que buscan la verdad en la información. Bienvenidas sean las apuestas periodísticas que hacen crecer a una sociedad transformando su corazón.
Bienvenidas las apuestas que no buscan la venganza ni se construyen sobre el resentimiento sino sobre la premisa de que el bien común está por encima de cruzadas personales que no conducen más que a engordar la vanidad de quién las lleva a cabo.
Necesitamos periodistas y medios de comunicación serios, que bajo la bandera del rigor y la verdad construyen su credibilidad y son referencias para una sociedad que hoy más que nunca demanda autenticidad y buenas intenciones.
Yo apuesto por la nueva apuesta de Pedro J. Ramírez que nace como vigilante del poder objetivo que, por otro lado, es lícito y seguramente avalado por la sociedad. Pero los accionistas, suscriptores y lectores de este nuevo medio seremos vigilantes de El Español para que sus principios fundacionales se cumplan y para que no sirvan de medios para satisfacciones personales. Para que cumpla sus buenas intenciones periodísticas.
En este sentido, bienvenido una y mil veces este nuevo medio, El Español. Bienvenidos todos aquellos medios de comunicación que den colorido democrático a una sociedad que necesita nuevos colores para salir de algunos escenarios grises que son hoy santo y seña de muchas expectativas frustadas.
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