Cuando las cosas suceden en otro país, uno tiene diferentes prismas para canalizar las noticias que nos van mostrando los distintos medios.
"Bueno, pero eso aquí no pasa" -nos decimos aliviados por el mensaje de los Guindos: "España no necesita dinero". "Estamos lejos de lo sucedido en Grecia". "España no pedirá rescate"...
Y así, enchufados en un secretismo absurdo, el que llevan por bandera también muchas empresas (que ésto no transcienda; que esto se diga pero, moderadamente...), pues llega un momento en todas partes que las mentiras no se pueden soportar.
En Grecia, unos meses atrás, causó impacto esta carta manuscrita que dejó Dimitris, un enfermo de cáncer que había vendido la farmacia que regentaba en 1994 y que, "vivía de una pensión que él mismo había pagado sin ninguna ayuda del Estado".
Allí las pensiones se han recortado un 15%; las pensiones que superaban los 1200 euros han experimentado un tijeretazo adicional del 20%, los precios y los impuestos han subido un 10%...
Y también ha aumentado considerablemente la cifra de suicidios, apuntando todos a esta grave crisis que amenaza a Europa.
Cuando uno ha cotizado muchos años y observa cómo su Gobierno le axfisia, y ya no tiene edad ni fuerzas para empuñar nada, pues no es descabellado que uno piense en poner fin a su vida, como hizo Dimitris.
"El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría) no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún día las armas y colgarán boca abajo a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussollini en 1945".
Dimitris Christoulas
Jubilado de 77 años que ponía fin a su vida pegándose un tiro ante el Parlamento griego, agobiado por las dificultades económicas por las que atravesaba.