Revista Cultura y Ocio

El espejo de la autoestima

Por Rojotransitorio @rojotransitorio
El espejo de la autoestima

El espejo de la autoestima

El espejo de la autoestimaMi labor es soplarte la niebla
y avivarte las luces.
Despejarte las nubes
y bajarte las ideas.
Apretarte los tornillos,
que a veces se te sueltan.
Estrujarte las entrañas,
alisarte y enderezarte las pestañas.
Arrancarte malas hierbas,
regarte cada día, hacerte crecer.
Calentarte los ojos,
templarte los pies.
Subrayarte el alter ego,
pintarte de rubor.
Coserte la sombra a la pared,
adherirte la ilusión.
Detenerte el tiempo,
descongelarte la visión.
Amortiguarte vértigos,
ladrarte te quieros,
desmembrarte los miedos.
Taponarte las estelas,
protegerte de satélites.
Endulzarte la amargura,
desvestirte la soledad.
Contarte cuentos para dormir,
interpretarlos para desperezar.
Perfumarte el asteroide.
Desempolvarte el corazón.

Mi labor es ser tu espejo,
que veas en mí tu reflejo.El espejo de la autoestima

Fuente: Eye in eye en la linterna mágica

Un espejo fiel de la más pura poesía

El poema anterior sería digno de aparecer en cualquier texto de referencia poética. Contiene dos de los elementos esenciales para ello: el don de la alquimia de las palabras y el don del sentimiento sincero.

Sobre la alquimia de las palabras no hay mucho que decir: todos somos capaces de emocionarnos con un plato delicioso. Y todos los platos deliciosos han de tener, como base, exquisitos ingredientes yuxtapuestos en su justo equilibrio y precisa medida. Sin estos factores, la poesía de la gastronomía no se convertiría en verdadero Arte.

Pero aun más importante es que el autor del poema logre rasgar su corazón con piedras preciosas de aquellas que desgarran sentimientos, que descosen sus emociones más sinceras. Cuando esto ocurre, el autor consigue transmitirnos la pasión que destilaba mientras lo escribía. Logra acariciar nuestra fibra sensible. Y es aquí donde un poema extraordinario aventaja a uno ordinario.

Cuando la Poesía vuela alto, toca cimas elevadas, nos emociona y nos nubla la mirada. Cualquier poema que lo consiga, merece nuestro más eterno agradecimiento. Nos devuelve el tenue reflejo/resplandor de una inextinguible luz que ha guiado (y guiará) a la humanidad a través de la eternidad. La luz de un faro que brilla desde tiempos remotos.

Un faro para nuestros sueños: la Poesía

Un faro para nuestros sueños: la Poesía

El espejo roto de una autoestima perdida

El espejo roto de la autoestima

El espejo roto de la autoestima

Cuando leí por primera vez este poema, sin saber todavía a que hacía referencia, me dije a mi mismo: ¡wow, yo quiero un espejo así en mi vida! Poco después, la autora del poema me descubrió que sus letras hacían alusión a la autoestima. Tras una lenta asimilación de aquella respuesta, sentí un ligero ahogo en mi pecho. Lo volví a leer con mucho más detenimiento… aquellas palabras detallaban algo demasiado anhelado.

Me llegó un eco lejano de nefastas reminiscencias del inconsciente, de reiteradas pesadillas que habían ahogado mi alma desde tiempos arcaicos. Era la gris evocación de una autoestima perdida a una temprana edad. Aquella reverberación me devolvió un llanto, medio silencioso, sumergido en una muda soledad, por todo aquello que había conseguido revivir de un antiguo y cruel sueño.

Un sueño que contenía lágrimas acumuladas de un verde amargo, tatuajes demasiado incrustados en mi piel, golpes sordos que hundían mi pecho en la angustia, espejos de hielo hechos mil pedazos…

Quizás algún día relate los ecos de mi mal sueño, con el fin de exorcizarlos… Lo único que tengo claro es que mi estima, la propia, la más necesaria, ya alumbra con luz suficiente para evitar la rotura de más espejos. Una tenue, amarilla (y en apariencia inestable) luz que ningún otro aliento (por huracanado que sea) logrará nunca/jamás apagar.

Vela

Hay solamente dos maneras de esparcir la luz, ser una vela o el espejo que la refleje. (Edith Wharton)

Philip Glass y sus trabajos de cristal


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