El espejo mágico

La autora te sugiere: cuando este artilugio caiga en tus manos, no lo malgastes acosándolo siempre con la misma pregunta: «espejito, espejito: ¿quién es la más bella?»; no debería importarte lo que él te diga, sino lo que tú pienses de tu belleza, sobre todo de la interior.
Dicho lo dicho, aquí vienen los momentos en los que te será de gran utilidad:
Tú: Pero la empresa nunca te mandó de viaje, ¿por qué ahora?
Príncipe: Y bueno, siempre hay una primera vez, parece que surgió un problema que solo yo puedo solucionar. Mañana mismo parto.
Tú: ¿A dónde te envían?
Príncipe: A Miami.
Tú: ¿Y cuándo vuelves?
Príncipe: No lo sé, puede que me tenga que quedar a pasar el fin de semana.
Tú: Pero si mañana es martes.
Príncipe (en modo silencioso): ...
Tú: ¿Vas solo?
Príncipe (carraspea): No, pero es como si lo fuera en realidad, voy con mi secretaria, para que me lleve la agenda.
Tú: ¿Porque la agenda te pesa mucho y no la puedes cargar solo?
«Espejito, espejito: ¿cómo hago para que lea mis pensamientos y se dé cuenta de que no soy tan idiota?».
Jefe: Señorita Letzy, necesito que se quede un par de horas más hoy, hay que terminar el proyecto como sea.
Tú: Pero para terminarlo necesitaría bastante más de dos horas señor García, es más, ni quedándome a dormir en la oficina conseguiría...
Jefe: Bueno, bueno, menos queja y más trabajo señorita Letzy. Ya le dije, hay que tenerlo listo para hoy.
Tú: Creo que no me escuchó bien señor García, es imposible terminarlo hoy, además estoy sola y...
Jefe: ¡Hágalo posible! ¿MENTENDIÓ?
«Espejito, espejito: ¿cómo desarrollo en los próximos dos minutos el poder de estirar el tiempo?».
Tú: ¿Qué tal doña María?
Vecina: Bueno, tirando. Ayer fue la boda de la Rosita, hija de la Rosaura, una prima segunda mía, que en paz descanse, que estuvo casada cuarenta y tres años con un hombre de bien que trabajaba en una fábrica de rulemanes para camiones transportadores de tomates...
Tú: Ahhh, veo que lo pasó bien en la boda.
Vecina: Bueno, bien lo que se dice bien no, porque últimamente ando con el colesterol alto, y pasé hambre. Es que el médico me prohibió el colesterol, y no pude probar ni el jamón ni los postres.
Tú: Ahhh...
Vecina: Además había una gentuza que ni te digo, estaba el desgraciado del Jorge, que no lo puedo ni ver...
Tú: Ahhh, bueno María, me voy porque llego tarde a...
Vecina: ...se muestra como un corderito, pero es un verdadero lobo endemoniado, tú no tienes ni idea...
Tú (toses): Me tengo que ir doña...
Vecina: Es que de verdad, dónde vamos a ir a parar con una juventud tan descarriada, es un...
«Espejito, espejito: ¿cómo puedo dejar mi cuerpo y llevar mi mente a otro sitio?».