Estos días se cumplen los 50 años de las primeras imágenes fotográficas tomadas por satélites espías. En concreto la primera fue tomada por el satélite Discoverer 14 en Agosto de 1960. Corría el año 1960 cuando el presidente de los EE.UU. Harry Truman autorizó por primera vez un vuelo de espionaje sobre tierras rusas. El U-2, avión responsable de esta empresa, fue abatido por armamento de los militares rusos, quienes tras un estudio de los restos del avión, comprobaron que este disponía de equipamiento espía. Las primeras reacciones del gobierno estadounidense fueron a través de Eisenhower, quien califico de patrañas y descalificaciones tales acusaciones, ya que él afirmaba que el avión tenía fines de investigación ambiental. Pero tras la exhibición por parte de Jruschov de los restos de cámaras y sensores del avión, a los EE.UU. no le quedó más remedio que reconocer abiertamente su espionaje de la URSS. Este fue el detonante de la apuesta estadounidense por el espionaje a través de satélites militares.
Avión tipo U-2 similar al derribado
Bajo el nombre de Proyecto Discoverer dedicado al estudio medioambiental (la CIA se encargaba de sacar falsos informes científicos periódicamente para avalar los estudios de estos satélites), el gobierno estadounidense camufló el lanzamiento de los primeros satélites espía. Hasta 1972 se realizaron más de 200.000 fotografías desde este tipo de satélites, de las cuales la primera fue la siguiente, tomada en la base militar rusa Mys Shmidta
Mys Schmitda, fotografiada por el Discover 14
Imagen actual de las instalaciones
Todo este tipo de satélites son conocidos como satélites Corona.
Eisenhower con uno de los primeros satélites Corona
Las fotografías tomadas por estos satélites eran mandadas de forma manual ya que no había otra forma de recogerlas en aquella época que no fuera devolviendo a la tierra las fotografías impresas. Para la recogida de estas, se hacía desprender del satélite una cápsula con la cámara donde estaba el carrete con las imágenes tomadas. Esta cápsula disponía de un paracaídas que se abría automáticamente a los 10.000 metros de altura para evitar posibles detecciones tempranas. Una vez abierto el paracaídas y sobre las aguas del Océano Pacífico un avión modelo C-119 o C-130 adaptados especialmente para esta misión los recogía a gran altitud.
Los satélites del programa Corona incorporaban una cámara rollo de 9.600 metros de película de 70mm. Una vez que el satélite consumía todo el rollo, se desprendía una cápsula de retorno donde lo enviaba a la Tierra.
Secuencia de recuperación de fotografías
Detalle de la cápsula
Detalle del satélite
La URSS tampoco se quedó atrás y tras la misión científica Kosmos, escondía su propio programa de espionaje por satélite, aunque este fue un par de años posterior
Diagrama de los satélites espías rusos del programa Kosmos
Varios historiadores sostienen que gracias a estas fotografías, en las cuales se podía medir con mayor claridad la potencia del armamento de los adversarios, los mandatarios de ambos países fueron reacios a un ataque, lo que hubiese desencadenado un fatal desenlace para la Guerra Fría.
Toda la información (se supone) fue desclasificada en 1995, cuando salieron ala luz las más de 800.00 fotografías tomadas por este programa hasta 1972, año en que fue sustituido por otro similar.
¿Si hace 50 años ya se podía espiar así, como nos tendrán de controlados ahora?
Más información y fuentes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7; 8