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El espíritu del capitalismo liberal habría sido imposible con una formación Hispánica fuerte

Publicado el 05 julio 2010 por Peterpank @castguer

El espíritu del capitalismo liberal habría sido imposible con una formación Hispánica fuerte

España siempre trato de preservar contra viento y marea, la fe de sus padres. Los hombres del siglo XVI no éran ,por cierto, muy distintos a los españoles de nuestro tiempo. Y por eso cabe preguntarse cómo una España menos poblada menos rica, pudo conocer un siglo de oro tan esplendoroso, engendrando tantos sabios de renombre universal, tantos poetas, tantos héroes, tantos Santos. Los hombres eran como los de ahora, pero la sociedad estaba organizada de cara al espíritu a Dios, dirigiéndose hacia un mismo fin, el Estado, la Universidad y el teatro, las leyes y las costumbres.

Si bien los hombres del siglo XVI no fueron distintos a los de hoy , el ambiente era otro. Vivian y morían para la mayor gloria del espíritu, pero con placeres terrenales. Así España conservó en su seno todo el ímpetu de la Edad Media ,ya en disolución en el resto de Europa , se auto-preservó de la corrupción protestante – cosa que nunca le sería perdonada – ,y corriente renacentista que provenía de Roma , realizando un renacimiento propio, de cuño español. Al tiempo que liberaba al testamento clerical de la tentación temporalista , neutralizaba el influjo de los espíritus intermedios y conciliantes al estilo de Erasmo , y propiciaba el cultivo intenso de los estudios teológicos y el cuidado del espíritu.

La savia católica, por otra parte, ya había impregnado la sociedad con su espíritu de aventura, la tendencia a intentar lo imposible, el menosprecio de los bienes materiales, el sentido de la hidalguía, elementos constitutivos del espíritu caballeresco, un estilo tan propio de la hispanidad. Así se pasó del logos sparmatikós (semillas del verbo) al logos pantós (la plenitud de la verdad). Todos los españoles del siglo XVI parecen misioneros.

En España cuaja la antigua noción romana del Imperio que consiste en considerar a todos los hombres como una gran familia. La Hispanidad era la impregnación del entero orden temporal, la cultura, la política, la economía. Las bibliotecas particulares que han podido ser reconstruidas revela que el grado de cultura de las clases superiores fue realmente de categoría.
La decadencia comenzaría a partir de 1806, en coincidencia con el hecho de las Invasiones inglesas en Hispanoamérica. Ecos de esa cultura popular han llegado hasta nosotros gracias sobre todo al ímprobo esfuerzo de Juan Alfonso Carrizo, quien logró reunir en diversos volúmenes las viejas canciones de nuestra tierra.

La poesía de Hispanoamérica fue un estupendo trasplante del cancionero español, un trasplante cultural. Los centenares de poemas de elevada belleza teológica que Carrizo ha recopilado, nos muestra el acervo cultural con que España supo impregnar a los pueblos sencillos en Hispanoamérica.
Se podría repetir también aquí aquello que dijera Chesterton tras visitar unos pueblecitos de Castilla: “¡Dios mío, qué cultos estos analfabetos!” .  Las coplas son admirables: “El rico no piensa en Dios – por pensar en sus caudales; – pierde los bienes eternos – por los bienes temporales”.  Era la cultura con espíritu no materialista, o lo que ahora se ha dado en llamar “la catolicidad de la cultura”.

El proyecto religioso y cultural de España dejó sus huellas asimismo en el ámbito de la política. Según la vieja tradición hispánica, la justicia no se reducía como ahora a la aplicación casi automática de determinado artículo de cierta ley a cierto caso concreto, sino que en cada alegato , en cada sentencia los jueces se remontaban a las fuente, mismas de la moral y el derecho. Cada administrador de la justicia se sentía en alguna forma revestido de la dignidad del legislador, porque en cada dictamen apelaba de la letra de la ley al espíritu y propósito que la inspiraron. La especificidad de la Hispanidad, resplandece cuando se la compara con la colonización británica.

Resumamos lo principal de su desarrollo.
La historia nos muestra cómo España incorporó Provincias, Inglaterra instauró colonias. Esto cobra evidencia en algo bien concreto y hasta sintomático: La colonización inglesa fue siempre costera, instalando factorías junto al mar, la española es preferentemente mediterránea.

Basta ver el mapa de Argentina y la ubicación de sus ciudades antiguas, y compararlo con el mapa político de la India, por ejemplo. Sólo España se transfundió de veras, penetró las selvas, atravesó las montañas; a todos buscó para anunciar la buena nueva, para hermanar a los hombres. La colonización inglesa no se dirigió al hombre para elevarlo, sino en vista de posibles negocios. Inglaterra condujo adelante su tarea con ausencia de controles religioso o éticos, lo que permitió la eclosión de la mentalidad capitalista: en vez del “justo precio”, noción anclada en la visión tomista y católica, la búsqueda de gananciales cuanto más mejor, sobre la base de un nuevo tipo de ascetismo de carácter laico, basado en el hedonismo.

Ese es el Calvinismo mongoloide, hasta hoy triunfantes, véase Suiza y el ámbito anglosajón, pero a que costo; hoy lo estamos viendo, el resultado de estos mastuerzos. Por eso no hay que extrañarse que el desarrollo económico salvaje, brutal y antihumano, haya sido mayor en los países protestantes que en los católicos. Pero los tontos, oligofrénicos que se creen listos y además sacan pecho, al final la lian, normal.

El espíritu del capitalismo liberal habría sido imposible con una formación Hispánica fuerte, porque ella nunca considero la economía como un menester ajeno a la moral. La influencia de la Reforma, especialmente en su versión calvinista, sobre las ideas políticas, abrió paso el liberalismo económico, y este rompió el equilibrio humano, en pro de la obtención de ganancias. En adelante el fin primario sería crear y acumular riquezas.

España ,signada por la Contrarreforma, está en las antípodas de Inglaterra. La Contrarreforma no fue sólo una reacción negativa contra la herejía, sino la decisión de superar las tendencias paganizantes del Renacimiento, para restaurar el espíritu de lo humano genuino, sobre el materialismo, la usura, la mundanización antisocial; enfrentar el desafío de los tiempos nuevos.
Inglaterra y España ,son dos universos morales. Cuando Inglaterra canta el comercio de esclavos ” que eleva hasta la pasión el espíritu de empresa comercial, forma excelentes marinos, y produce enormemente dinero”.

España, goza con los Autos sacramentales. Son dos mundos distintos, quizás con la diferencia que media entre cosmovisión del cutrerio ingles del mundo moderno y mecánico la de la Hispanidad, genuina, humanista y realista con la felicidad y el desarrollo de los hombres.

Por eso mientras Inglaterra disminuye al máximo los días de fiestas maliciosas, en aras de la productividad,(hoy siguen igual de cutres o más),España castiga severamente a los encomenderos que los violan. Este diverso concepto de las festividades muestra gráficamente la diferente manera con que la Reforma y la Hispanidad encaran la existencia. ….Frente a una Inglaterra que en ocasiones entregó directamente a compañías Comerciales la soberanía política de las zonas de colonización.  España insistió una y otra vez sobre el justo precio, tratando de poner en contacto directo al productor y al consumidor.

La teoría del justo precio o justiprecio, no es sino la aplicación del carácter católico tradicional de la Hispanidad, al área económica. No es que España se desinterese completamente de la economía. Sólo que la visión hispánica consideraba relativo a lo relativo y absoluto a lo absoluto.


Diferenciaba lo realmente importante de lo accesorio y circunstancial.
La expresión de Franklin,”time is money”,no debe ser tomada a la ligera y lo dice todo de esos zangutaros, porque en esa concepción del mundo y de la vida, el tiempo donde el hombre cumple su esfuerzo y ruge el león de la competencia, debe conducir al “oro” del poder terreno. Es decir, unos mandriles con brillantes y corbata. Este espíritu es la antítesis de la España tradicional y lo contradictorio del espíritu iberoamericano. Y pone las bases de los hijos de aquella Inglaterra.

Si se piensa que de los 65 firmantes de la declaración de la Independencia, 53 eran Masones, se comprende por qué el mito iluminista del progreso indefinido con cierto sentido de soteriología terrena, ha sido y es la médula misma de los Estados Unidos. Y radicado en la “concepción Calvinista y Protestante del hombre y del mundo, de matriz judaica”.

De Francisco de Vitoria, no podía surgir una mera colonización económica sino una misión; así como de la Inglaterra Puritana, de los piratas y corsarios, de la “economía política” , no podía salir una misión, sino una colonización. La España de Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia, la verdad es que las dos no son sino una, y toda la cuestión se reduce a determinar, quién debe de gobernar si el verbo o los eructos.

La Hispanidad está en estado de vigilia ante el amanecer que llega y que en cierto modo lleva consigo.
Bendita sea la luz
y el Señor de la Verdad.
Bendita sea el alba.
Bendito sea el día
y el Señor que nos lo envía
.”

Maese Olivencia( 1516)


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