Ya saben ustedes que desde la Troika, con la complicidad de Alemania nos han puesto deberes para reducir nuestro déficit. Que al final nos han marcado en un 6,3%. Un déficit que el gobierno español decidió repartir de la siguiente forma: Estado Central 4,5%, CC.AA. 1,5% y Ayuntamientos 0,3%. Cada décima de déficit representa aproximadamente 1000 millones de euros.
Pues bien, dejando al margen a los ayuntamientos, cuyo trozo de tarta es mínimo, el 0,3%, y del que no he visto que hayan salido datos de cumplimiento en este año, podemos hablar de la marcha de las otras dos esferas del estado, las CC.AA. y el Estado central.
Las CC.AA., gracias a los tremendos recortes que se han hecho, que han afectado sobre todo a los funcionarios, al Estado del Bienestar y al pago a los proveedores, en los seis primeros meses han llegado al 0,77%, o sea poco más de la mitad del objetivo anual. Por lo tanto –hablo del conjunto de todas las CC.AA., ya que hay diferencias muy sensibles entre ellas—, podemos decir que están cumpliendo el objetivo de déficit, aunque desgraciadamente haya sido a costa de recortes tremendos que han afectado a los ciudadanos más débiles económicamente.
Sin embargo, el Estado central, en los primeros siete meses, ha llegado al 4,62% del déficit, o sea más de los previsto en todo el año, el 4,5%. Lamentablemente, la Administración central del Estado no esta cumpliendo con el objetivo, pudiendo terminar con una cifra muy superior.
Más del 70% del presupuesto de las CC.AA. está asignado a la Sanidad y a la Educación, por lo que lo más fácil, aunque lo más injusto, para ellas ha sido recortar en esos gastos y en el de los sueldos de los funcionarios. Desgraciadamente no se han dedicado a organizarse mejor, sanear sus empresas públicas, a recortar de las subvenciones que se dan a empresas privadas, cuya labor podría ser efectuada desde el ámbito público. Y, desde luego, no he oído un caso en el que se haya puesto cota, en número y sueldo, a los cargos de confianza, esos que nombran a dedo, cuando sería uno de los puntos que habría que analizar, porque normalmente desde los gobiernos de las CC.AA. se pretenden crear una red clientelar que les apuntale en el poder.
Ahora bien, quien ha fallado flagrantemente es el Estado central. En siete meses se ha comido el objetivo de todo el años (4,62% por 4,5%). Ahí podíamos ver a Montoro, con su risa de hiena, intentando apuntarse el tanto, sacando pecho, del cumplimiento de las CC.AA. y, sin embargo, sin decir ni pío de la desviación de la Administración central, a pesar que ellos sí que tienen mucho más para poder elegir y poder recortar. Lo fácil ha sido subir el IVA y hacer el cuento de la lechera. ‘Si subimos el IVA, los ingresos sufrirán un aumento de 2.300 euros en 2012’. Craso error en el que han incurrido voluntariamente. El aumento del IVA va a provocar, así lo están diciendo economistas de todas las tendencias, una bajada en los ingresos y ponen en duda el aumento en la recaudación. Con lo que nos podemos quedar compuestos y sin novia, o sea, con aumento de precios, y por lo tanto de inflación, y sin conseguir aumentar la recaudación.
Sin embargo, decía que tienen mucho más de dónde recortar que las CC.AA. y, por supuesto, los Ayuntamientos. Por ejemplo, pueden subir los impuestos a las rentas altas, pueden aumentar la cotización de las SICAV, pueden presionar más en la persecución del fraude fiscal en vez de amnistiar a los defraudadores. Pueden también gravar a la Iglesia los bienes Inmuebles y no pagar los profesores de religión. Pueden suprimir el Senado que no sirve para nada y limitar los cargos de confianza. Y, podrían por ejemplo, no aumentar el presupuesto de Defensa en casi 1800 millones, como han aprobado, a tapadillas, el último viernes. En fin, podrían hacer una política distinta a la que están haciendo para reducir el déficit, que luego no digan que no hay otras alternativas. La pobreza y la miseria que están provocando tiene alterativas reales, basta pensar en los ciudadanos y no en ‘sus ciudadanos’ y los bancos.
En resumen, Rajoy, Montoro y Cía, deberían predicar con el ejemplo y antes de exigir tanto a los demás, empezar por cumplir con el objetivo que es de su competencia, el 4,5%, que ya han sobrepasado. Pero claro, aquí la culpa siempre es de los demás, de las CC.AA. y de los Ayuntamientos. Ellos, los pobres, no saben de dónde recortar. ¡Hay que tener cara dura!
Salud y República