Revista Opinión

El Estado colapsará

Publicado el 11 febrero 2019 por Elturco @jl_montesinos

La ciencia tiene una única virtud. Es capaz de autocorregirse. El método científico exige que los paradigmas y teoremas se cumplan una y otra vez o se revisen, se corrijan o se desechen. El resto no es bueno ni malo. Simplemente es. Las condiciones de contorno que gobiernan nuestro paso por el mundo de los vivos nos pueden parecer bien o mal, bonitas o feas, pero son así, así fueron siempre y así serán, mientras el método científico no las desautorice o un meteorito nos parta la crisma y nos borre de la faz del universo.

Bajo este prisma ineludible solo se puede entender el afán que muchos tienen por cambiar el mundo – a mejor se supone – como una actitud encaminada a proveer de mejores productos o servicios y más comodidades a nuestros semejantes o simplemente por llevar una convivencia lo más pacífica y tranquila posible en sociedad. Sin embargo, no son pocos los que se empeñan que cambiar el mundo intentando cambiar las condiciones de contorno en la que la propia naturaleza nos tiene inclusos. Me choca mucho cuando se les dice a los niños que el león es malo por que se come a la gacela. El león es peligroso porque no puede hacer otra cosa para alimentarse que matar, pero en eso no hay atisbo de maldad. Solo imperativo natural.

De la misma manera que el león se come a la gacela porque no tiene más remedio, las personas somos hombres y mujeres, altos o bajos, feos o guapos y muchas otras cosas que ni la cirugía estética más profunda pueden cambiar. Aun así, estamos rodeados de intentos de lo contrario. Legislación profusa y confusa que no busca ordenar o sistematizar la forma de resolver los conflictos que puedan aparecer si no cambiar realidades. Tanto da que hablemos de la Ley de Violencia de Género como del aumento del Salario Mínimo Interprofesional. El socialismo, el de derechas y el de izquierdas, el estatismo más o menos marxista, más o menos keynesiano se empreña una y otra vez en negar la realidad de lo que las personas somos. Y la realidad, acaba por abrirse paso. Da lo mismo de donde proceda el colectivismo, cual sea su razón de ser y cual el núcleo que comparten todos sus miembros. El resto de características será tan dispar que acabará por hacer que salten las costuras del grupo, más temprano que tarde.

Todos los esfuerzos de Papa Estado van encaminados, cada vez con mayor ahínco, a crear una realidad ajena a la realidad misma. Carriles bici o Madrid Central. El coche eléctrico o el Cambio Climático – antes Calentamiento Global. Pero la realidad es más tozuda que ellos. Más tozuda y duradera y seguirá siendo verdad cuando todos hayamos muerto.

Cada vez que un estatólatra con carné y mando ve algo que no le gusta propone legislar para cambiarlo. Hagamos una ley que evite. Cómo si la ley pudiera evitar algo. La ley no impide. Si acaso resarce. Si acaso. Pero ahí están ellos empeñados en cambiar la realidad a golpe de decreto. La ciencia avanza porque se autocorrige. El Estado colapsará por hacer justo lo contrario.

Publicada en DesdeElExilio.com


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