Revista Cultura y Ocio

"El estafador" de John Grisham

Publicado el 24 agosto 2017 por Juancarlos53

Segunda novela que leo del exitoso escritor norteamericano, y segunda también de las que durante este verano he leído de la colección 'Novela-Thriller' que el diario El País ha sacado a lo largo de los meses de julio y agosto. De ambas, -la anterior de Grisham y la de la colección de 'El País', de la inglesa Anne Perry-, tengo reseñas hechas en este blog que se pueden leer haciendo clic para la del novelista de thrillers legales y para la de la novelista londinense.

Sinopsis (información de la propia editorial)

Los jueces federales se enfrentan a menudo a criminales violentos. Ya han sido asesinados cuatro de ellos. El juez Raymond Fawcett acaba de convertirse en el quinto.

Un abogado condenado a 10 años de cárcel dice saber quién y por qué el juez Fawcett fue asesinado y exige la libertad a cambio de su información. ¿Quién es el estafador? Y ¿qué tiene que ver con el asesinato de un juez? Su nombre, de momento, es Malcolm Bannister.¿Profesión? Fue abogado. ¿Lugar de residencia actual? Centro Penitenciario Federal de Frostburg, Maryland.Sobre el papel, la situación de Malcolm no pinta nada bien; pero guarda un as en la manga: sabe quien asesino aljuez Fawcett y también sabe por que. El cadaver del juez fue hallado en su cabaña a la orilla de un lago. La entrada no había sido forzada. Lo unico que encontraron fueron dos cuerpos sin vida: el del juez y el de su joven secretaria. Y otra cosa: una caja fuerte grande, el modelo más moderno y mas seguro, abierta y vacía. Y ¿qué había en la caja fuerte? Al FBI le encantaría saberlo, y a Malcolm Bannister, contarlo. Pero todo tiene su precio, sobre todo una información tan valiosa como esta, y el estafador no tiene un pelo de tonto.

Lo primero que diré es que este thriller legal de John Grisham aparecido en 2012 me ha agradado más que el otro que leí en noviembre del año pasado titulado "Un abogado rebelde" y que como he dejado dicho en la introducción de este post tengo reseñado en el blog.


"El estafador" me ha parecido una historia con más ritmo y más suspense que la otra. Pero con todo y con eso no puedo por menos que encuadrar el libro dentro de la categoría de los best-seller en la que el escritor nacido en Jonesboro (Arkansas) en 1955 ocupa lugar de privilegio por derecho.

La novela tiene aspectos que me han resultado más que interesantes. El principal, sin duda alguna, es la pertenencia del protagonista, el abogado el sitio chileno de noticias online Malcolm Bannister, a la minoría negra dentro de un estado, Virginia, que por los sucesos racistas acaecidos últimamente en Charlottesville [ emol.com explica muy bien los sucesos en este artículo] tiene aún en carne viva su derrota en la Guerra Civil norteamericana. No es un caso aislado, ahora mismo recuerdo otro estallido de violencia racial fortísimo sucedido durante el verano de 2014 en Ferguson perteneciente al estado de Missouri que también participó en la susodicha guerra civil dentro de la Confederación. Y periódicamente, cual si de un Guadiana se tratase, estos choques reaparecen.

Malcolm Bannister, abogado y culto pero negro, está en una cárcel federal de baja seguridad. Está allí injustamente, más que nada por su color de piel. Se ha visto implicado [no diré aquí cómo ni por qué, para no descubrir nada] en el asunto Barry el 'Sobornos', un politicastro de la capital que ascendió como la espuma el día que " abrió un bar cerca del Capitolio con un socio. Para hacer de camareras contrató a unas cuantas putas jóvenes con minifalda y el local se convirtió casi de la noche a la mañana en uno de los mercados de carne favoritos de las hordas de burócratas que pululan por la zona. " (pág. 63).

Malcolm es un buen hombre y por ello " hoy por hoy soy el único negro de Frostburg que cumple condena por delitos económicos. Todo un honor . [...] Mi hermano mayor, Marcus, viene dos veces al año para ponerme al día de sus contratiempos. así se entretiene durante una hora. Tiene tres hijos adolescentes, en diversas fases de delincuencia juvenil, y una mujer que no esté bien de la cabeza. Según como se vea, se supone que no tengo problemas... " (pág. 21).

El racismo subyacente en las relaciones interpersonales está vivo y candente en la prisión de Frostburg, Maryland, donde Bannister lleva cumplidos cinco de los diez años que le cayeron en suerte. Con no poco humor el mismo Bannister al hablar de su agente correctivo, Darrell Marvin, un blanco de unos veintitantos años, dice que a éste él no le cae nada bien " por ser negro y tener dos licenciaturas (dos más que él) " (pág. 40); asimismo en otro momento de la historia el protagonista comenta de la recepcionista del motel donde va a alojarse que " la vieja de la recepción no es muy simpática. Se me ocurre que quizá ya era la dueña en los buenos tiempos, cuando se podía rechazar a los negros " (pág. 227); y también tira de ironía al hablar de su compañero de celda, un tal al millón de negros mantenidos por el contribuyente Gerard, del que dice que pertenece "" (pág. 70).

En esta novela negra abundan las andanadas hacia la sociedad norteamericana más ocupada en encerrar personas que en educarlas: " En Estados Unidos nos gastamos 40000 dólares al año por cada preso, y 8000 en educar a un alumno de primaria " (p. 12). De las críticas reprimendas que aparecen me ha llamado mucho la atención la que se hace al enjuiciamiento con jurado debido al bajo nivel de algunos de sus integrantes. Cuando habla del juicio en el que se le condenó junto al resto del denominado caso Rofko algún miembro del jurado dijo: " Supusimos que eran culpables; de lo contrario no les habrían imputado " (pág. 89). La critica sube de grado cuando alcanza a algunos de los que deciden sobre la vida y/o la libertad de las personas: los jueces. Entonces ya casi casi hasta comprendemos más que compadecemos al delincuente.

El humor , como ya he señalado antes, envuelve no pocas partes de este entretenido relato. Es un humor inteligente, como el contenido en las citas anteriores, y ciertamente de tono crítico y sarcástico. Así ve el narrador protagonista a los policías que van a reunirse con él:

Son cinco hombres, todos con el mismo traje oscuro, la misma camisa blanca con el cuello abrochado y la misma corbata rosa. Hasta a un kilómetro, y en plena multitud, podría haber dicho: "Mira, unos del FBI". (pág. 95)

El protagonista, que al inicio de la novela está en la prisión de Frostburg " a pocos kilómetros de Cumberland, Maryland, en una estrecha franja dominada y empequeñecida al norte por Pennsylvania y al oeste por Virginia Occidental ", se mueve por la geografía oriental norteamericana (Charlotte, Charlottesville, Roanoke, Atlanta, Miami, Washington...) con alguna que otra escala en las islas de Antigua y Jamaica. Y se mueve por estas distintas localidades durante apenas cinco meses: " Es 28 de julio. Salí de Frostburg hace cuatro meses y de Fort Carson hace dos " (pág. 356)

En la novela se homenajea al escritor y activista por los derechos civiles afroamericano James Baldwin de quien Bannister tomará el nombre, Max Baldwin, bajo el que intentará esconderse en el futuro; también otro escritor de color, Walter Mosley, figura entre las lecturas del personaje principal. Junto a estos autores, Bannister en gustos musicales es más de country que de otra cosa: Kenny Chesney está entre sus preferencias.

Lo más destacable de esta novela es el ritmo ágil y dinámico que tiene. El suspense es constante y habitualmente va in crescendo en el párrafo final de los capítulos, lo que nos impide dejar la lectura del relato para avanzar más y más en ella. A esta agilidad contribuye, y no poco, el narrador utilizado por el autor. Es un narrador externo y objetivo en unas partes, e interno y en 1ª persona, totalmente subjetivo, en gran parte del relato.

Excurso final
No quisiera finalizar la reseña sin comprobar si, como decía no hace nada Javier Rodríguez Marcos en el diario El País (artículo titulado " La canción del verano suena más que la 'Eneida'"), "El estafador" de John Grisham utiliza los cuatro ingredientes esenciales del best seller según sostiene Sergio Vila Sanjuán en Vanessa Young, la chica, hermana de un compañero de prisión, de la que "Pasando página": acción, intriga, sexo y escenarios internacionales. Sí, es evidente que sí. De acción, intriga y escenarios internacionales he hablado. En cuanto a sexo, éste corre de parte de Bannister se enamora perdidamente y que a la salida de prisión será su compañera de fatigas amatorias y aventureras.

Efectivamente, pues, John Grisham -¡eso ya lo sabíamos desde el principio!- es un autor de best sellers. Pero ¿quiere esto decir que su literatura es deleznable como viene a sugerir Rodríguez Marcos en su artículo? Yo creo que no, que su literatura no es deleznable aunque, claro es, no sea alta literatura. ¿Admite esta constatación colocar su obra a la altura de "Despacito" la canción de Luis Fonsi que suena imparable este verano? Esta equiparación -que me perdone mi admirado Javier Rodríguez Marcos- me parece de todo punto exagerada. Dice el articulista de El País que los asistentes al concierto de Luis Fonsi en el Teatro Real de Madrid del pasado 30 de julio no salieron de allí decididos a comprar una entrada para el 'Lucio Silla' de Mozart que se estrena en septiembre, y lo argumenta diciendo que si " los lectores adultos de Grisham terminaran inevitablemente leyendo a Alice Munro, cuatro décadas de educación democrática habrían hecho de España algo muy parecido al pueblo de 'Amanece que no es poco' ". Hombre, Javier, no sé si los lectores de Grisham acabarán leyendo a Alice Munro pero probablemente sí, ¿por qué no?, a Eduardo Mendoza o a Vázquez Montalbán. Creo sinceramente que te has pasado un pueblo. Pienso que entre " Despacito" y por ejemplo la novela que acabo de reseñar hay muchas diferencias. Cuando como tú dices Grisham afirmó en una entrevista "Sé que lo que yo hago no es literatura " hay que entender el fino sentido de autocrítica y la justa ironía que la misma contiene. En mi opinión, ¡perdóname!, Grisham no hace gran literatura, cierto, pero sí hace lectores que por ello se pueden acercar a ella a su través. Y no, " Despacito" y " El estafador" no son elementos equiparables. Perdona, pero no.


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