Una investigación del King's College publicada en Biological
Psychiatry analizo por primera vez la relación entre el estrés materno
y el desarrollo cerebral en bebés prematuros. Encontraron evidencia del
desarrollo deteriorado de un tracto de materia blanca, el fascículo uncinado,
en bebés cuyas madres experimentaron más estrés en el período prenatal. Durante
el estudio las madres completaron un cuestionario que les preguntaba sobre sus
experiencias de eventos estresantes, como duelo, separación o divorcio. Se
calculó un puntaje de gravedad del estrés en función de la cantidad de
estresores que experimentaron y de la gravedad de esos estresores. Los
investigadores utilizaron una técnica de imagen médica llamada imagen del
tensor de difusión que se desarrolló específicamente para observar la
estructura de la sustancia blanca. Descubrieron que las madres que estaban más
estresadas durante el embarazo y el período anterior al nacimiento, la
sustancia blanca estaba alterada en los bebés. El estudio destaca la
importancia de brindar apoyo a las mujeres embarazadas, ya que estudios
anteriores han demostrado que intervenciones como la terapia cognitiva
conductual pueden ayudar a mitigar los resultados adversos en el bebé. Existe evidencia
que sugiere que si las madres experimentan una salud mental deficiente durante
el embarazo, esto lleva a resultados adversos en el bebé, como menor peso al
nacer o parto prematuro. La mala salud mental de una madre también puede
conducir a un comportamiento temprano alterado, como llanto más frecuente.