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La reconstrucción del emblemático edificio Art Decò de Boerentoren, ubicado en el centro de Amberes (Bélgica), ha sido uno de los desafíos urbanísticos y arquitectónicos más importantes de los últimos tiempos. El proyecto se construyó en 1932 y fue el primer rascacielos de Europa, un verdadero hito en la ciudad belga.
Los edificios existen en el espacio y representan el tiempo: pueden reflejar una época determinada o pueden demostrar cómo readaptarse a los nuevos tiempos agregando elementos modernos a la arquitectura histórica. Después de varios años de debates públicos y privados, un grupo de diversos actores conformado por los propietarios del edificio, la multinacional Katoen Natie, el desarrollador ION y la Fundación Phoebus invitaron a 29 equipos de arquitectura conceptual a postularse como candidatos para participar en un concurso internacional con el fin de refaccionar el edificio.
De ese total de estudios los siguientes 11 fueron seleccionados por el jurado para participar en el proceso de concurso:
Cada parte presentó una propuesta de diseño, resultando ganador el proyecto de Studio Libeskind. El diseño presentado destacó por su fuerte lenguaje visual, la atención prestada a la circulación vertical en función de la corona pública y el enfoque en el espacio verde dentro del concepto.
Proyecto ganador Studio Libeskind
En las propuestas finalistas destacó la presentación del estudio uruguayo Ponce de León Arquitectos, que se complementó con una propuesta de paisajismo realizada por Identidad Paisajismo, de Lorena Ponce de León.
El Boerentoren es un elemento prominente del horizonte de la ciudad, símbolo de la emancipación económica y financiera de la región Flandes, así como del optimismo sobre la ambición futura, los grandes sueños y los grandes logros. La torre es una puerta de entrada a su propia historia y se ha convertido en un símbolo nacional.
En este sentido, la estrategia que siguió el estudio fue tanto un ejercicio de diseño urbano y paisajístico como una arquitectura muy refinada. La escala del programa no exige menos. La transparencia y la accesibilidad pública fueron consideraciones claves, ya que desde el equipo querían establecer la remodelación como un símbolo representativo de la nueva Amberes.
En este proyecto se respondió física y simbólicamente, sometiendo la intervención de una manera serenamente natural, buscando prolongar la vida útil del complejo histórico y mejorando la calidad urbana de su entorno inmediato. Su estrategia para este proyecto de uso mixto, integrado en contextos históricos, ilustró la calidad de una arquitectura que exalta lo preexistente con el virtuosismo silencioso de lo nuevo.
Las exposiciones siempre enfatizarán la experiencia. Es parte de la identidad artística de las personas. A través de la escenografía (diseño interior, tipos y colocación de objetos, paisajes sonoros potenciales, etc.), el visitante se sumergirá en la historia, sin ningún compromiso en términos de contenido y calidad. En parte gracias a este enfoque distintivo, las exposiciones han tenido éxito entre jóvenes y mayores y, a menudo, también con un público que tiene menos probabilidades de encontrar su camino hacia museos y centros culturales.
En su nueva capacidad de «Torre de la Cultura», el Boerentoren encarna todo lo que significa como institución cultural: arte y cultura, patrimonio, calidad y amplia accesibilidad, por un lado; y originalidad, alegría y extravagancia, por el otro. A su vez, se pensaron nuevos desafíos para la torre completa: el museo, las tiendas, la bóveda de seguridad, el comercio minorista, las oficinas bancarias para KBC, cafés, restaurantes, salas para conferencias, seminarios y películas, las oficinas y los apartamentos.
La propuesta consistirá en diseñar una nueva área en la parte superior de las áreas del podio, generando espacios exteriores que les permitan trabajar para eventos al aire libre. Al agregar estas alas se regenera el interior del edificio original, pero lo más significativo será que la brecha entre las partes antiguas y nuevas se convertirán en un nuevo espacio social, con increíbles vistas aéreas de la ciudad circundante. Integrar las nuevas partes del edificio en las existentes ha sido fundamental para el proyecto, así como integrarlo en el horizonte de la ciudad y garantizar que los visitantes tanto dentro como fuera puedan orientarse. Bajo estos conceptos se piensa no solo en devolver la vida a la antigua construcción, sino en crear algo que sea más que original y más que la suma de sus partes.
En lugar de la monumentalidad romántica del edificio de la década de 1930 con su maltrecha pared de mampostería inscrita con imágenes heroicas en bajorrelieve y una prosa exuberante, las nuevas extensiones serán un ensayo de bastante racionalismo.
El diálogo entre lo viejo y lo nuevo es la clave que articula todo el proyecto. En este sentido se combinan elementos de Boerentoren antiguos y nuevos para que se expresen como un todo, para que se unan y funcionen como un solo organismo.
A partir de la experiencia del estudio Ponce de León con museos y lugares de exposición, y especialmente su colaboración con los propios artistas, los arquitectos entienden que un edificio exitoso debe vincular el urbanismo, el diseño del paisaje, la arquitectura, las obras de arte y la ubicación para formar un todo distintivo y único que sea posible en y para Boerentoren.
CORONA Y PANORAMA
La corona también debe ser la corona figurativa del trabajo del estudio: un lugar donde los visitantes pueden tener una experiencia sorprendente y alentar a todos de boca en boca a visitar. Esta cubre cinco pisos: la sala panorámica histórica (de la cual la mitad está compuesta actualmente por baños y una escalera), el tanque de agua (dos pisos), el techo panorámico en sí (con un pequeño entresuelo y la estructura hueca que contiene los logotipos de KBC (dos pisos). Con su renovación cumplirá varias funciones:
_Oficiará de sala panorámica, donde el objetivo es proporcionar una aplicación contextual / museológica a la vista de Amberes, brindando a los visitantes una visión espectacular del qué y el cómo del paisaje urbano que se desata ante sus ojos. Un modelo similar al existente en el One World Trade Center Obeservatoy y el llamado The Edge, en Hudson Yards, ambos en la ciudad de Nueva York.
_Además, el objetivo es convertir esta sala panorámica, en ciertas ocasiones, en un elegante bistró y un salón-bar de cócteles, buscando siempre la mejor acústica.
_Los logotipos de KBC seguirán siendo visibles y se utilizará el área interior para conectar la parte superior existente del edificio con la nueva corona propuesta, el «platillo volador».
_Encima se sugiere un segundo logotipo monumental (y, por lo tanto, diferente o incluso intercambiable), como la forma en que se mostró la A de Amberes durante la exposición «Landed/Geland».
Por otra parte, la propuesta del estudio para el Sky Dome tiene dos opciones:
1- Una alternativa más disruptiva con una cúpula circular que parece un platillo volador, colocada en la parte superior del edificio y mostrando cómo se puede reinterpretar para un nuevo siglo. El sitio está pidiendo a gritos un edificio privado que no solo respete su papel histórico y su situación, sino que juegue un papel igualmente importante en la vida de la ciudad moderna. Como tal, debe reflejar el patrón urbano de Amberes, en densidad, carácter y textura, no tanto un edificio en la ciudad, como un microcosmos de la ciudad misma.
2- Si las Autoridades de Patrimonio no permiten la primera propuesta, se contempla la ampliación del actual Sky Dome, con tres flechas de vidrio laminado de forma triangular que aumentarán los metros cuadrados actuales de la cúpula actual.
Aunque puede desconcertar a algunos, no es coincidencia que tanto la torre como la corona, así como el resto del edificio, fueron instigados y moldeados por instituciones patrimoniales fuertes y altamente respetadas, profundamente enrutadas en la cultura de Amberes, pero igualmente seguras del futuro. Que el mismo desarrollo prospectivo se vea coronado por una estructura icónica de carácter tan exótico, símbolo de un Art Decò moderno pero aún diferente, sugiere una asombrosa hazaña de empatía por parte de los diseñadores que trabajan por primera vez en esta ciudad.
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