El euro en el momento de la verdad
Muchos avisaron de que el euro no puede resistir una situación de asimetría como la que representa por un lado una moneda única y por otro 17 gobiernos con 17 políticas fiscales y financieras. Por ahora, el Banco Central Europeo, como un bombero, ha conseguido apagar los incendios que se han producido en la Unión Europea, en Grecia e Irlanda. E incluso la semana pasada avisando que está dispuesto a apagar un incendio en España, si se produce. Pero la solución no es apagar el fuego, sino prevenirlo y evitarlo. De hecho, hay un consenso generalizado de que un rescate forzado de España sería una catástrofe y probablemente no fuera suficiente con los "bomberos" del BCE y la UE se debería vaciar en el rescate, quizás asumiendo el fin del euro como ahora se ha planteado. Las consecuencias son impredecibles, pero en ningún caso buenas. La solución: sentarse a avanzar en la linea de una política fiscal europea y, en general, de más Europa. Al menos más Unión Monetaria, entre los países del euro. Porque esa es otra asimetría: ¿por qué no coinciden los países de la UE y los de la UEM? Demasiadas preguntas, demasiadas cuestiones abiertas. ¿Alguien se extraña de que sigan las turbulencias en la zona euro? ¿Alguien se extraña de que haya voces en Alemania que cuestionan si deben dejar el euro? ¿alguien se extraña de que todo eso incluso contribuya de nuevo a generalizar la incertidumbre? Desde luego, una Union Europea en la que el señor Barroso y el Sr. Van der Puy están sentados en las presidencias de sus Comisión y Consejo Europeo respectivamente, no nos da demasiada esperanza de que tenga la solución. Son los jefes de estado, y en especial Alemania (Merkel) y Francia (Sarkozy) quienes tienen que esforzarse por buscar la solución, y arrastrar al consenso a los 15 países euro restantes. Para conseguirlo se necesita combinar generosidad y pragmatismo. Nos jugamos la estabilidad y el futuro de la Europa de los próximos 20 años.