Recuerdo a la pobre España (2008-2014). En aquella época, como al perro flaco, todo eran malas pulgas para la maltrecha economía nacional:
- Sarkosi, en Fancia, nos ponía de ejemplo de manirrotos y despilfarradores...
- Desde Italia, sus políticos, nos acusaban de ser contagiosos en deuda e insolvencia...
- En Argentina YPF resultaba incautada y se pretendía no pagar un euro de indemnización...
- En Cataluña y País Vasco lanzan una andanada separatista y aprovechan la situación para acercarse a la plena independencia...
- En la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre proponía acabar con importantes competencias autonómicas ...
Se había roto la baraja: ¡Estábamos de estampida!
El dinero no fluía, aguardaba estancado en oscuros depósitos. Los valores bursátiles se vaporizaban. El dinero de papel se convertía en papel sin dinero. Los activos se tornaron inactivos. Los valores se desvalorizaron. La moneda virtual bullía a su antojo ¿Dónde se escondía la riqueza? ¿Cuáles eran los valores seguros? En 2012, en Suiza, una conocida residente en el país me dijo en un susurro mientras paseábamos por las calles de Zurich: "¿No escuchas ese leve crujir bajo tus zapatos? Son los billetes en las cámaras acorazadas de los bancos bajo tus pies..."
Como el borrador de este artículo se escribió en el 2012, puedo juzgar lo acertado o no de mi estrategia para sortear esa crisis (que no ha acabado del todo). En aquellos tiempos proponía:
- Mantenerse en su sitio. No tomar medidas arriesgadas. No hay soluciones mágicas.
- Aguantar el temporal: Tras el temporal viene la calma.
- En tiempo de crisis no hacer mudanza...
- Observar, aguantar, registrar, modificar... Y con esto supongo que me refería a estudiar la evolución de otros países (Gracia, Irlanda, Portugal... en fin el resto de los, junto a España) maliciosamente apodados PIGS).