Revista Opinión

El euskera en el Senado

Publicado el 19 enero 2011 por Mikelarana
Por primera vez, ayer se pudo escuchar intervenir en euskera en el Senado.
Por fin!!! Ahora solo falta que el Congreso también se apunte.
Las lenguas cooficiales de las diferentes comunidades autónomas, deberían ser tan válidas como el castellano tanto en el Congreso como en el Senado, y no lo digo dejándome llevar por mi sentimiento euskaldun, sino por una razón legal, su oficialidad.
Teniendo en cuenta que las circunscripciones por las que se elige a senadores y diputados son la provincial y que por lo tanto están representando cada uno o una a su territorio histórico o provincia, siempre me ha parecido lamentable que no se pueda utilizar la otra lengua oficial de la circunscripción representada ni en la cámara alta ni en la baja.
Afortunadamente, en el Senado, hay más gente que ha visto el tema desde el mismo punto de vista que yo, y como decía, desde ayer se puede utilizar el euskera, el catalán y el gallego en el Senado.
Sólo un partido está en desacuerdo con esta medida, sí, como no podía ser de otra manera ya que UPyD no tiene representación en el Senado, el PP está en contra.
Pero que nadie se equivoque, su oposición al uso de estas lenguas en el Senado no tiene nada que ver con el coste de la traducción, tiene que ver con su oposición al modelo territorial autonómico y su idea de la España una, grande y libre, tal y como nos anunció esa especie de vigoréxico tardío en el que se ha convertido Aznar.
De momento, como decía, la excusa del PP es la financiación, tanto para el modelo autonómico como para el uso del euskera en el Senado, pero no pasará mucho tiempo antes de que empiecen a hablar de la necesidad de vertebrar España en torno a su elemento común que es el castellano y de la necesidad de asumir desde el gobierno central determinadas competencias para garantizar, por ejemplo, la misma educación en todo el estado.
Desde luego, esa no es la forma que algunos tenemos de entender un estado plurinacional.
El estado español tiene pendiente una segunda transición, que no es otra que la de articular un estado basado en la libre decisión de sus componentes, incluida la posibilidad de escindirse.
Mientras no se plantee el debate en esos términos, España nunca será un país, sólo será un estado en el que una parte muy importante de sus habitantes no están cómodos, y por lo tanto, con un gran debate pendiente.

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