Revista Cine
El evangelio del 2013... según Alberto Acuña Navarijo/XVI
Publicado el 02 enero 2014 por DiezmartinezComo ha sido su costumbre, el cinéfago Alberto Acuña Navarijo @loungeymartinis pa' los cuates en twitter) ha compartido su lista de lo mejor y lo peor del año pasado, como sigue: Lo Mejor de 201310 - Rezeta (Fernando Frías, 2012, México). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine UNAM (21 de febrero – 3 de marzo).
No es slow cinema. No es una ficción que juega a ser documental o viceversa. Tampoco alguna road movie que invariablemente termina en el mar. Ni otro periplo azotado a una zona rural. Es algo más simple: la fórmula boy meets girl (protagonizada por una guapa top-model albanesa y un baterista de una banda punk), combinándola con un humor desenfadado y agridulce. Por supuesto, terminando de verla a uno sólo le queda preguntarse ¿por qué no se están filmando en nuestro país más películas como esta?
9 – Vic y Flo Vieron un Oso (Vic et Flo Ont Vu Un Ours, Denis Côté, 2013, Canadá). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine UNAM (21 de febrero – 3 de marzo).
Pareciera que es un drama lésbico con toda una serie de tiempos muertos y paneos que retratan espacios vacíos, ubicado en una cabaña en medio de la nada. O bien, un convencional estudio de personaje, dos mujeres de edades dispares, que no saben cómo expiar sus culpas, después de haber permanecido varios años en prisión. Pero de un minuto a otro se convierte en una excesiva y malsana película cercana al nouvelle horreur vague con todo y un final tan enigmático como su propio título.
8 – El Acto de Matar (The Act of Killing, Joshua Oppenheimer, 2012, Dinamarca-Noruega-Inglaterra-Suecia-Finlandia).Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine UNAM (21 de febrero – 3 de marzo).
La filmación de una delirante épica anti-comunista (donde caben musicales extraídos del imaginario bollywoodense, recreaciones del cine negro, y pasajes oníricos-lynchianos), para presentar al indonesio Anwar Congo, genocida, héroe nacional, el hombre que bien podría tener uno de vecino, y el personaje del año perteneciente a un documental. Un macabro ensayo acerca de la maldad inherente al ser humano, pero no para condenarla, sino para tratar de entender sus mecanismos y confrontar al espectador.
7 – Nada Malo Puede Suceder (Tore Tanzt, Katrin Gebbe, 2013, Alemania). Exhibida dentro del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (19 – 29 de julio) / Exhibida dentro de Semana de Cine Alemán (15 de agosto – 1 de septiembre).
Conforme va a avanzando este drama al interior de un hogar cualquiera en las periferias de Hamburgo (basado en un hecho real) el cual involucra a un paria perteneciente a un culto de punks cristianos y una familia que lo ha adoptado, sólo para poner a prueba su fe, creándole un infierno terrenal, las escenas se tornan cada vez más perturbadoras y el ambiente se vuelve insoportable. Uno de los relatos más ojetes acerca de la intolerancia y el miedo a la otredad.
6 – The Battery (Jeremy Gardner, 2012, Estados Unidos). Exhibida dentro de Macabro – Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México (23 de agosto – 1 de septiembre).
El inteligente (e inesperado) giro dentro del universo zombie… en el cual, curiosamente, lo que menos existen son los muertos vivientes. Fungiendo como hombre orquesta y con sólo seis mil dólares en la cartera, Jeremy Gardner, va tentando el terreno, con una premisa minimalista ambientada en parajes desolados, presentando las personalidades disímiles de dos sobrevivientes del pandemonium, sólo para poder desembocar en una de las secuencias con mayor nivel de claustrofobia y terror en su estado puro que ha dado el cine de género en varios años.
5 – Big Bad Wolves (Mi Mefahed Mezeev Hara, Aharon Keshales y Navot Papushado, 2013, Israel). Exhibida dentro de Feratum – Festival Internacional de Cine Fantástico, Terror y Sci-Fi (3 – 6 de octubre).
Un indomable y oscurísimo thriller que manipula todas las reglas del género y que además se da el lujo de presumir unos desconcertantes toques de humor relacionados con temas como la pedofilia, la brutalidad policiaca así como la relación entre judíos y árabes. En estos momentos, Park Chan-wook, Kim Ji-woon y toda la generación sudcoreana está muerta de envidia.
4 – De Tal Padre, Tal Hijo (Soshite Chichi Ni Naru, Hirokazu Kore-Eda, 2013, Japón). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine de Morelia (18 – 27 de octubre) / Exhibida dentro de Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional (18 de noviembre – 21 de diciembre).
Con esta película, Hirokazu Kore-Eda reafirmó su posición como un Yasujiro Ozu del nuevo siglo, tal vez no emulándolo en lo estético (este siempre será uno de los grandes exegetas del espacio profílmico), pero sí recuperando sus preocupaciones relacionadas con los valores y códigos éticos con los que se rige la familia prototípica japonesa. Lo de menos es que dos matrimonios se enteren que por un error en el hospital los niños que han criado no son suyos; lo importante es que Kore-Eda desnudó a este cuarteto de adultos para ver qué han hecho a favor de la perfeccionista sociedad de su país. Y el último plano, a pesar de cerrar aparentemente de forma optimista, en realidad es totalmente devastador.
3 – Mapa (Elías León Siminiani, 2012, España). Exhibida dentro de Distrital – Cine y Otros Mundos (4 – 9 de junio).
El relato autobiográfico del director español Elías León Simiani acerca de un viaje hippie-trascendental a la India para poder olvidar un fracaso romántico es una brillante docuficción que se burla de las convenciones del género, mientras que irónicamente debe de seguirlas al pie de la letra para concluir la película misma. Un juego metafílmico con varias capas para desenvolver, cuyo espíritu markeriano crea un paralelismo lingüístico que podría entenderse del siguiente modo: si funciona el cine, funciona la vida.
2 – Buscando a Sugar Man (Searching for Sugar Man, Malik Bendjelloul, 2012, Suecia-Inglaterra). Exhibida dentro de Ambulante – Gira de Documentales (8 – 21 de febrero) / Exhibida dentro del Foro Internacional de la Cineteca Nacional (12 de abril – 23 de mayo). / Estrenada el 28 de junio.
De acuerdo, de acuerdo, es chantajista, cursi, tramposa y el protagonista, Sixto Rodriguez, ese profeta folk para las clases trabajadoras, no es el primer ni el último caso donde la fama sorpresiva e injustamente nunca llegó. Sin embargo, ver a ese par de fanáticos sudafricanos describir excitadamente el momento en que recibieron la llamada telefónica de su héroe, la misma que desmitificó toda una serie de rumores que habían girado a su alrededor y que les cambió la vida para siempre fue emocionante, motivo suficiente para incluirla en esta lista.
1 – Las Historias que Contamos (Stories We Tell, Sarah Polley, 2012, Canadá). Exhibida dentro de Ambulante – Gira de Documentales (8 – 21 de febrero).
Coincidiendo con Mapa en interrogarse “¿en verdad habrá alguien a quien le podrá interesar mi historia y la forma como la cuento?”, en esta entrañable reflexión acerca de la memoria, Sarah Polley entiende perfectamente que el relatar cualquier hito verídico (en este caso su entorno familiar lleno de oscuros secretos, fracasos, dolor y resentimientos), automáticamente convierte a este en una ficción que eventualmente deberá de ceñirse a ciertos mecanismos narrativos, reafirmarse y refrendarse, para que tenga un efecto ante el interlocutor y comience una interacción, las palabras lo envuelvan y se sienta parte del mismo. Vaya, como se articula cualquier película o novela.
Lo Peor de 201310 – Vuelve a la Vida (Carlos Hagerman, 2010, México). Estrenada el 5 de abril.
La buena: paulatinamente los personajes outsiders y sus desgracias lumpenes han dejado de ser los protagonistas del cine documental. ¡Vaya, ya era hora!
La mala: ahora cualquier anécdota caprichosa e insignificante es merecedora de una película.
Al parecer la payola, consistente en tostadas de jaiba y empanadas de camarón, hizo efecto en más de un crítico. El comentario era exactamente el mismo: el filme los transportó a Acapulco, y se imaginaron recostados en una hamaca con un coco fizz en la mano. Sin embargo, se está ante un relato que a duras penas da material para un cortometraje acerca de un mitómano profesional que lo mismo cazaba tintoreras asesinas, que conquistaba top models extranjeras en la década de los setenta. Ya cuando se tiene que repetir hasta cuatro veces una secuencia de aíres épicos con la que se presenta a todos los involucrados en la película la cual dura una hora y media (inclusive el detrás de cámaras de la misma), se sabe que ahí no existía gran cosa que contar.
9 – Ritmo, Traición y Muerte: La Cumbia Asesina (Christian González, 2012). DVD.
Seguramente, en estos momentos, “El Combi”, o sea Jorge Luke, debe de estar revolcándose en su tumba. Duele escribirlo pero ya no sólo es rigor o inspiración de lo que carece Christian González (como ya había dejado en claro con “42 Kilómetros de Angustia” o “Rojo Orgásmico”), sino es una mínima convicción de filmar. Lo que el –todavía– “Rey del Videohome” hizo al reversionar su masterpiece de 1991, aquella que le abrió puertas y con la que se forjó un nombre, es el equivalente de haber prostituido a una hija por unos cuantos billetes, permitiendo que un par de pelafustanes se la cogieran por todos lados.
¿Dónde quedó ese espíritu arrabalero de la versión original, el cual hasta consiguió que en su momento el mismísimo “Güero” Castro declarara que era la película más naca y prosaica que había visto en su vida (palabras que González siempre ha considerado más valiosas que cualquier premio festivalero)? Se extraña muchísimo el humor negro y ojete (por ejemplo, en la secuencia del traficante de poca monta siendo sodomizado por un transexual); las locaciones tangibles (pasaron de ser pringosas a asépticas y falsas); la jiribilla de los diálogos (el único que intenta recitarlos con naturalidad es Tomás Goros y de vez en cuando le salen); la violencia y el sexo cochambroso (como ya se está volviendo costumbre con González, esas escenas que supuestamente incomodarán a más de uno por su carácter explícito, terminan siendo risueñas –manos femeninas cubriendo púdicamente genitales, coitos que se llevan a cabo sin ni siquiera bajarse la bragueta o subirse la falda–).
Pero lo que en verdad encabrona es lo que se le hizo a “Carmen”, el personaje estelar de la película, al trasladarla a esta década. De ser la protagonista de más de un sueño húmedo (gracias a la combinación de cachondería, carácter dominante, femineidad y un dejo de ingenuidad), la encarnación de Tania Robledo la convirtió en una mujer desagradable, con la que difícilmente alguien quisiera involucrarse. Sinceramente “Carmen”, la prostituta barriobajera que estaba empeñada en demostrarle a cualquiera que ella y solamente ella era “La Reina”, no merecía esto. ¡Perdónalos Eva Garbo!
8 – Entre la Noche y el Día (Bernardo Arellano, 2011, México). Estrenada el 18 de enero.
Ya conocemos la formulita de cabo a rabo: tomar a una persona común corriente para que interprete a una versión ficcional de ellal misma (en este caso un señor con una derivación de autismo) y colocarla en diversas viñetas esquemáticas (ya sea recolectando artículos sin valor y guardándolos en una vieja maleta cada vez que su abusiva familia le permite salir de casa, ya sea vagando en una zona rural, o bien, conviviendo con un campesino bienhechor), y finalmente intentar dotar a todas secuencias de algún discurso. Pero se supone que el problema que aqueja al cine mexicano es que un comediante famoso haya querido dirigir su película, o que un trío de mirreyes y lobukis hayan sido los personajes del año…
7 – Klip (Maja Miloš, 2012, Serbia-Montenegro). Exhibida dentro del Foro Internacional de la Cineteca Nacional (12 de abril – 23 de mayo).
Sólo existe algo peor que una pedestre película artsploitation que se cree más inteligente que el espectador: una película que quiere verle la cara al público. Así, las polémicas escenas sexuales de carácter explícito y crudo que aparecen a través de todo este relato acerca de la nihilista juventud serbia, las cuales supuestamente son protagonizadas por menores de edad, en realidad son realizadas por actores profesionales de cine porno. ¿Qué pasó, no que muy transgresora? Inevitable terminar irritado acabada la función.
6 – El Hombre Detrás de la Máscara (Gabriela Obregón, 2013). ). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine de Morelia (18 – 27 de octubre).
Después de ver este auto homenaje vergonzoso y chaquetero hecho a modo por el Hijo del Santo (donde inclusive se atreve a afirmar, ahí como no queriendo la cosa, que es mejor que su icónico padre), uno sólo quiere hacerle segunda al siempre estimable Pepe Navar, y gritar desde una de las primera filas de la sala: “¡Santito, Santito, Santito…!”.
5 – Panorama (Juan Patricio Riveroll, 2013). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine UNAM (21 de febrero – 3 de marzo).
Un anónimo hombre de mediana edad huye del ajetreo citadino para dirigirse a algún punto indeterminado del centro del país (sí, otra vez esa premisa), para llegar a la vieja hacienda donde vive una tía izquierdista a quien hace varios años que no ve (Ofelia Medina de capa caída, interpretándose a sí misma), buscando hospedaje y un trabajo temporal. Además de eso, pues no, no ocurre mucho más. Otra película de anécdota mínima, que se caracteriza no sólo por una improvisación desastrosa y por insertar secuencias reales donde caben mítines zapatistas en los cuales participa la propia Medina o marchas que desembocan en el Zócalo; sino por una manufactura bastarda que sonrojaría a un amateur (fotografía fuera de foco, sonido directo defectuoso, emplazamientos torpes…). Tengo entendido que la película se encuentra enlatada. Por el bien de todos, ojalá así siga permaneciendo.
4 – Public Hearing (James N. Kienitz Wilkins, 2012, Estados Unidos). Exhibida dentro de Distrital – Cine y Otros Mundos (4 – 9 de junio).
Uno comprende perfectamente que cada vez existan más documentalistas nóveles que desean desafiar las reglas y que piensan en otras opciones para poder contar una historia, siempre más originales, más arriesgadas, más extravagantes. Pero caray, esto fue demasiado. El realizador registró una larga audiencia pública en la que los habitantes de un condado neoyorkino exponían sus motivos para oponerse a que Wal Mart expandiera una sucursal en la localidad, para posteriormente recrearla en tiempo real con actores. Y tal cual, de eso se trata la película, escuchar a cada uno de los participantes describiendo los inconvenientes que provocaría la apertura de una gigantesca tienda de autoservicio, mientras vemos detalles que la cámara capta con encuadres cerrados (un hombre sirviéndose refresco en un vaso, otro limpiando sus lentes, los pies de una mujer…). Tan entretenida como ver el Canal del Congreso todo un día.
3 – Tapetum Lucidum (Pablo Chavarría, 2013, México). Exhibida dentro de Distrital – Cine y Otros Mundos (4 – 9 de junio).
Paralelamente a Cumbres (Gabriel Nuncio), ese emotivo road movie fraternal inspirado en el famoso caso de nota roja ocurrido hace ocho años en la exclusiva zona residencial regiomontana que da título a la película; ese rescate docuficcionado hacia cierta actriz cubana prácticamente olvidada por el imaginario colectivo hecho por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas en Carmita; y un nuevo tour hacia el inframundo norteño, teniendo al videohome mexploitation y al cine de acción ochentero hollywoodense como sus únicas armas, emprendido por Marcelino Calzada en la low budget En la Ciudad de la Furia; el jóven biólogo Pablo Chavarría agarró la cámara de video para hacer su propia Vete Más Lejos, Alicia. Un cine irresponsable que mal entendió aquello de la producción independiente, grabando sobre la marcha y sin tener una idea muy clara acerca del lenguaje fílmico lo primero que se cruzó en su camino, tratando de integrar esas imágenes aleatorias con una trama que involucra a una joven mujer, vendedora en una tienda de instrumentos musicales, quien desea abandonar su rutina en un pueblo donde nunca ocurre algo, aunque sin saber cómo tomar las riendas de su vida… o algo así, pues después del minuto cinco del tracking shot chambón que sigue a la chica por callejuelas hasta su casa, quien esto escribe se perdió.
2 – Los Invisibles (Les Invisibles, Sébastien Lifshitz, 2012, Francia). Exhibida dentro de Ambulante – Gira de Documentales (8 – 21 de febrero).
Un grupo conformado por hombres y mujeres que fácilmente han rebasado los setenta años, es reunido por el realizador francés Sébastien Lifshitz para que cuenten sus experiencias. Y es que resulta que a todos los une un factor en común: durante su adolescencia hicieron públicas sus preferencias sexuales, y para sacarle aún más ronchas a la sociedad conservadora de la época, muchos de ellos, se convirtieron en activistas y disidentes. Pero… ¿quiénes son estas personas, por qué precisamente ellas fueron las elegidas en participar? ¿Por qué debemos involucrarnos con estas e interesarnos en sus vidas? Pésimamente narrada y editada, la cinta nunca lo explica, ni lo justifica. Y cuando hay destellos de buen cine (aquella señora carismática que describe detalladamente cómo empezó a practicar abortos ilegales), le sigue un chiste malo (como todos con los que ha fastidiado cada vez que aparece a cuadro), dicho por aquel campesino bisexual que cuida cabras. Lo dicho: ahora cualquier hijo de vecino puede recibir su documental
1 – Matar Extraños (Nicolás Pereda y Jacob Secher Schulsinger, 2013, México-Dinamarca). Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine UNAM (21 de febrero – 3 de marzo).
Juro que con toda la disposición del mundo, me decidí en darle una nueva oportunidad a Nicky Pereda. Quizá, esta vez sí encontraría aquella epifanía anhelada hecha por nuestro petit auteur. La manera de apreciar y concebir el cine podía cambiar en solo sesenta y tres minutos de duración. Pero... no, por desgracia nuevamente me rendí. Ocho películas después, y la cuestionable dialéctica ofrecida por Pereda (ya diseccionada a cabalidad por el autor de este blog en un extenso post dedicado al realizador), continúa intacta: ese estilo desprolijo, aquella falta de imaginación en la retórica de su lenguaje fílmico, su pereza para escribir guiones derivativos, y la insistencia de mezclar ambiguamente la ficción con el documental, en esta caso, dividiendo la historia de tres jóvenes, arquetipos del revolucionario mexicano, quienes se encuentran perdidos en algún árido paraje, con los fallidos castings para encontrar a los actores que puedan interpretar dichos personajes. Lo siento, pero esta fue la última ocasión que le concedo el beneficio de la duda a Pereda.