Para muchos Pamela McGee es una auténtica desconocida en el mundo del baloncesto, pero ha dejado una curiosa impronta en la historia del baloncesto norteamericano. Quizás si hablamos de Javale McGee nos puede ayudar a empezar a contextualizar la relación de Pamela con el baloncesto y particularmente con la NBA.
Pamela fue campeona dos años consecutivos de la NCAA, en 1983 y en 1984, en los Juegos Olímpicos de los Angeles se colgó la medalla de oro y más tarde desarrolló su vida profesional en el baloncesto en ligas FIBA.
Ya en 1997 fue elegida en segunda posición del primer draft de la WNBA. La liga femenina de la NBA comenzaba su historia esa misma temporada.
En aquel momento, Pamela McGee contaba ya con 34 años y estaba al borde de la retirada, pero aquello no fue óbice para que fuera parte de las jugadoras pioneras de la WNBA.
Los Sacramento Monarchs y Los Angeles Sparks fueron los equipos en los que jugó en las dos temporadas que estuvo en activo en la liga femenina nortemaricana.
No fue campeona, ni MVP de la WNBA pero su paso por esta liga y los acontecimientos posteriores la han dado un curioso record que tomará valor con el paso de los años.
Pamela McGee es la primera madre de un jugador de la NBA (Javale McGee) y de una jugadora de la WNBA (Imani McGee-Stafford)
Es la matriarca de una saga de jugadores que han expandido su presencia en las dos ligas profesionales más importantes del baloncesto a nivel mundial.
Seguramente en un futuro habrá otros casos de familias que tengan la misma carácterística que los McGee pero de momento Pamela ha conseguido algo único, con el hecho adicional de ser ella misma profesional de este deporte.
Ya sabemos que Javale tiene ADN de familia de deportistas, ahora sólo tenemos que encontrar de donde le viene ese baloncesto tan especial.