Revista Libros

El expediente Canaima

Publicado el 16 marzo 2010 por Baoyim
¿Quién vigila a quienes tienen el control?¿Quién regula la ética del poder en una sociedad como la actual?La juez Lola MacHor se enfrenta a una trama de corrupción internacional que ya se ha cobrado dos asesinatos y un suicidio. La amenaza de lo que peor está por llegar es inminente, sobretodo si tirar del hilo de la verdad significa ponerle nombre a la próxima víctima.
Autor: Reyes Calderón
Un español es asesinado a balazos en una calle céntrica de Caracas. Podría tratarse de un robo más de no ser porque ese hombre es uno de los encargados de gestionar las intervenciones del Banco Mundial en siete países latinoamericanos, entre ellos Venezuela. El hombre asesinado habría acudido a Caracas para entrevistarse con un informador anónimo que aseguraba tener pruebas documentales de un grave delito de corrupción en el país... Días después un alto dirigente del Banco Mundial viajará hasta Singapur, y con él el original del expediente que podría poner en jaque un negocio en el que están involucrados narcotraficantes, empresarios y mandatarios.
Mientras la jueza del Tribunal Superior de Navarra Lola MacHor prepara su inminente traslado a la Audiencia Nacional, el caso de violación a manos de un narcotraficante que se vio obligada a sobreseer hace unos meses por falta de pruebas reaparece de la manera más cruel. los siniestros hilos de una trama de corrupción internacional atraparán irremediablemente a la juez, que secundada por su viejo amigo el inspector Juan Iturri y agobiada por los sentimientos encontrados tras la noticia de su ascenso, se enfrentará al caso más difícil de su carrera: mantener el corazón frio cuando descubrir a los culpables significa poner en peligro su vida y la de su propia familia.
Cuando cae en tus manos un libro como este, con una sinopsis tan atrayente, no puedes dejar de pensar en los momentos tan excitantes que te depararán cuando leas la novela. Jamás llegas a pensar, lo tedioso que puede llegar a ser el simple hecho de terminarla, porque estás deseando hacerlo, y no porque sus páginas estén repletas de elementos y situaciones que te animan a devorar su lectura, sino porque no paras de pensar en el precioso tiempo que estás perdiendo al leer semejante "tocho" cuando sobre tu estantería hay montones de libros esperando su turno que te susurran continuamente... ¡léeme!
Y qué difícil es no hacerles caso cuando ves que la trama que tanto esperas no llega, y ves pasar páginas y páginas.... y recuerdas reseñas de otros libros en las que se comentaba que las historias eran algo lentas en sus primeras 100 páginas pero que luego se animaban hasta coger un ritmo trepidante. ¿Sería este el caso de El expediente Canaima? Mi desilusión llega cuando sobrepaso esa mágica cantidad de páginas y veo que la cosa no se anima... Cuando superamos el cénit de sus 200 páginas la cosa empieza a ser desesperante; pero cuando llegamos a la página 300 ya es cuestión de abrocharse el cinturón y de terminar (por coj***) lo que una ha empezado.
No recuerdo cuando fue la última vez que leí un libro tan pesado como este. Pero no creo que sea culpa de su autora, Reyes Calderón, ya que ella continúa escribiendo de forma impecable y amena pero su esfuerzo por atraparnos en una trama que no tiene interés alguno no llega a buen puerto. Tal vez no deberían haber elaborado una sinopsis tan intrigante, ya que la historia, no posee intriga ninguna. Decepcionante historia de la autora que me enamoró con sus Crímenes del número primo cuya trama paralela que debiera mantener vivo y real el personaje de la jueza MacHor ocupa una parte mucho más importante del libro que la trama de corrupción expuesta. Los personajes han perdido la fuerza que adquirieron en su anterior novela llegando a parecerte en ocasiones ridículos y patéticos.
Pero como siempre digo en estos casos, la opinión es una cosa muy personal y por ello no debemos descartar nunca una lectura que a nosotros nos puede parecer interesante. A veces, la expectativa de una novela es más dañina que cuando desconocemos del todo a su autor.

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