España no tiene flota, como Inglaterra, para hacerse respetar por los piratas, pero si puede tener determinación y dignidad. Las empresas españolas deben abandonar Argentina de manera masiva y coordinada. Es la única respuesta eficaz al abuso de poder y al "asalto" de la viuda Kirchner. Cualquier otra medida alimentará la "venganza" nacionalista de la presidente Argentina contra los intereses de España y convertirá a las otras empresas españolas allí establecidas en rehenes y víctimas. Cualquier medida española de represalia y reciprocidad debe realizarse una vez que los nuestros hayan abandonado el campo adversario.
Palalelamente, con la solvencia, la constancia y la dignidad que el asunto requiere, España debe reclamar jurídicamente, exigir apoyo a los aliados y promover boicots a los productos argentinos. Cualquier cosa menos dejar impune el delito, algo tan habitual en la pol´tiica española, donde los expoliadores "colegas" de Cristina han saqueado las cajas de ahorros y el mismo Estado sin que ni siquiera hayan sido castigados.
Y siempre preparados para tender el brazo y dispensar amistad al pueblo de Argentina, pero una vez que se haya liberado de la caterva de piratas que hoy lo gobierna.
