Mi puntuación: 6/10
Revista Cine
Tres años después del caso real, Oliver Stone como guionista y Alan Parker tras las cámaras, adaptaron al cine en los años setenta la historia de un americano encarcelado en Turquía. Por lo visto se tomaron algunas licencias narrativas para dramatizar los acontecimientos, lo que unido al hecho de que su protagonista no es que fuera un santo precisamente, hace que sea difícil implicarse emocionalmente tanto como pretendían sus autores. Aún así, a nivel fílmico goza de una fuerza irreprochable gracias a una soberbia realización y a un trabajado diseño de producción que pone la piel de gallina, lo cual se ve respaldado por un excelente elenco de secundarios anglosajones en contraposición a unos sobreactuados personajes turcos. Un clásico del subgénero carcelario que a día de hoy sigue impactando a pesar de no haber envejecido demasiado bien.