Como cada año por estas fechas, y desde que Guardiola es entrenador del F.C. Barcelona, la noticia más esperada y el tema más manido, es el de su renovación. Cada mes de febrero, la historia se repite, y como en un bucle infinito las portadas y noticias de los diferentes medios se fotocopian año tras año. ¿Renovará Guardiola?Y normalmente, cada año, una vez finalizada la vorágine de partidos que supone la disputa de las eliminatorias de la Copa del Rey, el técnico azulgrana, decide que ha llegado el momento de estampar su firma en un nuevo contrato y prorrogar su continuidad un año más. Está manera de hacer, viene cimentada, entiendo, en su conocimiento del club, y en la mala experiencia que Pep tuvo en el momento de su adiós como jugador azulgrana. Hay que recordar, que el de Santpedor, después de haber protagonizado la etapa más espectacular de la historia culé, que él mismo se ha encargado de superar como entrenador, tuvo una salida más bien triste del club que lo vio crecer.Pero aún y así, suena raro, parece extraño, ese continuo dilema que se plantea año tras año, y que hace tener al club, jugadores y seguidores en ascuas, preguntándose si la ansiada firma de Pep llegará. Y digo que es extraño, porque en este mundo cambiante que nos ha tocado vivir, una de las aspiraciones que buscan la mayoría de los humanos es la estabilidad. Ante la disyuntiva entre un contrato fijo, o uno temporal renovable año tras año, la mayoría, por no decir el noventa y nueve por ciento de las personas elegirían la primera opción.Pero Guardiola no. Guardiola duda, y la pregunta es el origen de esa indecisión. Normalmente la duda se origina a partir de un pensamiento negativo. El “no” poder enfrentarse a un objetivo con el pleno convencimiento de su consecución nos genera dudas en cuanto a las posibilidades de llevarlo a cabo. Es por tanto evidente, que algo no cuadra en la cabeza del técnico azulgrana. Aparentemente el hecho de que una persona deba enfrentarse a una dificultad es un perjuicio, y ahí podría radicar una de las causas de esa demora. Guardiola entrevé una dificultad que entiende que no puede superar.¿Pero cuál es esa dificultad? ¿Los jugadores? El técnico azulgrana se encuentra rodeado de jugadores que le aprecian, y que no paran de enviar mensajes abogando por su continuidad. Pep, cogió un grupo derrotado, y sumido en el caos, y lo llevó en menos de un año a las más altas cotas del universo futbolístico, alcanzando logros sin igual en la historia de este deporte. Título a título, temporada a temporada, los jugadores supervivientes a las altas exigencias del técnico, han crecido tanto de forma individual como colectivo. No es de extrañar por tanto, la veneración que éstos profesan por su técnico. Veteranos, que no desean vivir otra era de desastres en los últimos años de su carrera, y jóvenes, que ven cómo la filosofía de cantera del técnico les abre las puertas de un vestuario, que no hace muchos años les estaba vetada.¿La exigencia de la afición? Si bien es cierto que en el fútbol, el pasado no existe, y que la historia se escribe casi partido a partido, también lo es, que la afición azulgrana suele ser bastante complaciente con aquellos que le han dado triunfos. Y así, ahora el crédito que Guardiola se ha ganado después de tres años increíbles en casi infinito. Y a pesar de algunas voces discordantes, que abogan por la magnificencia de la plantilla como la clave del éxito, en su mayoría el socio y aficionado culé, ve a Pep y su equipo técnico como las claves de un cambio de mentalidad en el habitual pesimismo de la entidad.¿Será el entorno del club? Es de todos conocido el “feeling” que mantenían Laporta yGuardiola, en la anterior etapa presidencial. Etapa que no hace falta recordar como finalizó, y que mantiene aún vigente un proceso judicial contra el expresidentes azulgrana por los abusos económicos durante su gestión. Proceso judicial ante el que Pep se ha postulado de forma totalmente transparente haciendo ver su desacuerdo por las medidas tomadas por la actual junta. Pero también es cierto que ésta, ha puesto todas las facilidades posibles para que el cuerpo técnico se encuentre cómodo en sus funciones, y ha realizado todas las gestiones que éste ha requerido, tanto en forma de fichajes (Cesc y Aléxis), como de bajas (Ibrahimoviccomo caso más sonado).Analizado así, pocas son las dudas que Pep debería tener. Teniendo a su lado, a directiva, equipo y afición, casi se podría decir que tiene comiendo en su mano a la totalidad de los estamentos que sostienen el club.Y aquí, debería tener Guardiola presente, que él a su vez, también ha crecido al albor de la grandeza del club. Club que le ha permitido hacer y deshacer a su antojo. Club que le ha dado todo lo necesario para desarrollar su trabajo. Club que necesita, una planificación conforme a su grandeza, y que no puede quedar continuamente a las expensas de una única persona. Debe ser Guardiola, el primero en entender, como hombre de club que es, que esta continua exposición a los medios, es un arma más de presión, que se suma a la que ya tiene como técnico del equipo más laureado del momento.Por otro lado, estamos presenciando la primera temporada, en la que el equipo no ha rendido como en las precedentes. Y mereciéndolo o no, se encuentra muy distanciado del liderato. Tan distanciado, que hace casi imposible la reedición del título de Liga. Una visión simplista de la situación, podría dar a entender que cual capitán del Concordia, el máximo representante de la nave se baja en el momento que más se le necesita. Ese también debería ser un planteamiento que Pep se debería hacer en el momento de tomar su decisión.Decisión, que si tanto se demora, será porque está más cerca del “si” que de la negación. Aunque es su defensa, os dejo una frase de Henry Ford, que resume la actual situación:“Tanto si piensas que puedes como si piensas que no puedes... estás en lo cierto.”