EL EXTRAÑO CASO DEL DR.JEKYLL Y MR.HYDE
Robert Louis Stevenson
Ediciones El Aleph
El monstruo agazapado
El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde, un clásico de la literatura inglesa, nos lleva a enfrentarnos a la dualidad existente en el ser humano, a la moral que lucha contra los instintos animales.
En este libro publicado por primera vez en 1886, conocemos la figura del abogado Mr. Utterson, quien ve con recelo la aparición en la vida de su amigo el Dr. Jekyll, de Mr. Hyde, un ser extraño y beneficiario de toda su fortuna en caso de muerte o desaparición del Dr. Jekyll.
Cuando aparece muerto un parlamentario y Hyde aparece como el principal sospechoso, Utterson ve cómo su amigo se encierra en su casa y hace gala de un comportamiento que le lleva a pensar que trata de encubrir a Hyde. Otro de los amigos de Jekyll, -también de Utterson-, el doctor Lanyon, muere presa de un shock que deja confuso a Utterson. Lanyon deja un sobre con instrucciones de abrirse a la muerte o desaparición del Dr. Jekyll, quien lleva días encerrado en su gabinete con un proceder extraño que días después lleva a su mayordomo, el señor Poole, a pedir ayuda a Utterson, pues cree que su amo ha sido asesinado por Hyde. Pero el cadáver que encuentran es el de Hyde, que se ha suicidado: Jekyll ha desaparecido.
En el despacho hay una carta del doctor para Utterson, que se retira a su casa para leer tanto la confesión de Jekyll como la de Lanyon.
Lanyon relata su testimonio como testigo presencial de la transformación de Hyde en Jekyll y de ahí su consiguiente shock. Por su parte, Jekyll relata en su carta la confesión de su deseo de transformar mediante una pócima de su invención a una persona dando salida a su parte maléfica. Para ello no duda en experimentar consigo mismo, y como fuera que en su caso ésta parte maléfica no estaba muy desarrollada, Hyde aparecía más bajo y joven que Hyde, aunque poseía una gran fuerza. Esa transformación ayudaba a Jekyll a lanzarse a placeres prohibidos para un miembro de la sociedad como lo era él, aunque éstos nunca son relatados. A medida que pasa el tiempo, Hyde va desarrollándose hasta el extremo de llegar al asesinato de un parlamentario. Esto conlleva la decisión de Jekyll de no volver a tomar la pócima, pero Hyde ya es más fuerte y aparece a voluntad, apenas el doctor se duerme.
Al agotarse uno de los ingredientes de la poción, Jekyll sabe que Hyde permanecerá libre para siempre, y que él desaparecerá irremediablemente, por lo que decide poner fin a su vida.
En esta novela vemos muy claramente el empleo de los diferentes puntos de vista y focalizadores.
En principio tenemos a un narrador externo a la trama, heterodiegético, (el autor) que regula la información y nos cuenta los hechos empezando por los primeros encuentros de Utterson con Mr. Hyde (La aventura de la puerta y En busca de Mr. Hyde). La narración está realizada en tercera persona siendo el narrador omnisciente. Sigue así con los siguientes capítulos hasta los dos últimos, El relato del doctor Lanyon y La confesión de Henry Jekyll, donde el autor-narrador “delega” su función y toman la voz sus respectivos protagonistas, siendo así narradores intradiegéticos, narratarios implícitos que se sitúan al mismo nivel diegético que el narrador. Se enfoca de forma múltiple para dar una versión más amplia de los hechos sucedidos al haber abandonado el narrador su omnisciencia.
Al parecer, Stevenson escribió esta obra bajo la influencia del hongo del cornezuelo del centeno (hongo del que se extrae el LSD) y su muerte tiempo después sufrió inquietantes similitudes con las transformaciones de su protagonista. Esto podría llevar a confundir al autor de El extraño caso… con el narrador implícito. Tal vez esas experimentaciones (como las del Dr. Jekyll) le llevaron a escribir sus impresiones al perder el control. Lo cierto es que utiliza de forma magistral el efecto de la dualidad en el ser humano, el espacio londinense oscuro, lleno de niebla y frío como debía aparecer el alma atormentada de Jekyll tras dejarse llevar por sus bajos instintos (¿tal vez alcoholismo, tal vez sexualidad exacerbada?) y ver cómo el liberar a la bestia la hacía cada vez más fuerte. ¿Significa esto que el mal siempre vence al bien? Tal vez Stevenson quiso decirnos que sólo la razón puede vencer al mal (de ahí el suicidio de su protagonista).
Quizás sus alucinaciones con el hongo del centeno se mezclaron con ese ser que vive dentro de nosotros, el que a veces está dormido, ese monstruo agazapado.