El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde describe una de las tragedias que aqueja a la humanidad. Se trata de la tensión entre el bien y el mal que sufre el doctor Jekyll –uno de los científicos más reconocidos de Londres en el siglo XIX–, cuando lo seduce una fuerza maligna que busca destruir su moral, una moral que a pesar de estar corrompida por la burocracia, todavía le permite sostener su honra. Pero la poca honra que le queda al Dr. Jekyll pronto desaparece cuando descubre que el hombre no es uno, sino dos, y que en la conciencia habitan dos opuestos que luchan incansablemente por ganar una batalla.
Este descubrimiento brota del deseo que siente el Dr. Jekyll de arrojarse a la maldad y a los brazos de la deshonra. Curiosamente Jekyll nunca se despoja de este sentimiento, decide más bien ocultarlo para dar la impresión de que, como buen científico, continúa aliviando el sufrimiento humano. Este encubrimiento lo obtiene gracias a un brebaje que inventa para desatar su maldad por las noches; la noche es el momento perfecto para que Hyde, un hombre sin entrañas ni piedad, una especie de Juggernaut humano, se apodere sin piedad del mundo y lo pisotee insensible a sus gritos.
Los crímenes que comete Hyde conmocionan a Londres, aunque no tanto como a Jekyll al descubrir que Hyde, su otro yo, un hombre tenebroso que inspira maldad y odio, quiere apoderarse por completo de su ser. Y como si la noche no bastara a tanta impiedad, la tensión entre el bien y el mal que padece el doctor Jekyll en su conciencia termina por romperse; el mal vence y reafirma los más bajos impulsos personificados en Hyde, quien se apodera de Jekyll. Aunque Jekyll quiere renunciar a su ser despreciado para continuar viviendo como el doctor maduro rodeado de honestas esperanzas, Hyde nunca desaparece.
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde es la expresión de lo que Rüdiger Safranski entiende por "Mal" como drama de la libertad; en este extraño caso, puede entenderse el mal bajo la figura de la serpiente que seduce la conciencia de Jekyll para probar del árbol del bien y del mal. Al ceder a sus impulsos el Dr. Jekyll come del fruto prohibido y desde entonces puede determinar lo que es bueno y lo que es malo. La tragedia que describe Stevenson se encuentra, justamente, en el acto de responsabilidad que implica dicha determinación, en la acción de libertad que le exige a Jekyll decidir entre sus más bajos impulsos o su razón. La tragedia se encuentra en el acto de responsabilidad que implica ser autoconscientes, seres de razón que trascienden su ser biológico para cumplir las posibilidades humanas, las que pueden llevar a la desesperación de lo que somos, incluso a la muerte. "¿Morirá Hyde en el patíbulo? ¿O encontrará el valor para liberarse de sí mismo en el último momento?"
Pamela Valencia
Libélula Libros