El presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, se ha convertido en la antítesis de Pedro Sánchez y en el líder de la moderación y la prudencia en una España crispada, dividida y enfrentada por el gobierno de la izquierda. Esas son las claves de su indiscutible éxito, puesto de manifiesto con su reciente victoria por goleada en las elecciones municipales del 28 de mayo. Era un desconocido cuando ganó las elecciones y se convirtió en presidente de la Junta de Andalucía, desalojando a los socialistas del cortijo andaluz, al que habían gobernado durante cuatro décadas, pero hoy es un triunfador, uno de los dirigentes más poderosos del Partido Popular. Hoy es un político triunfador y uno de los barones más poderosos del PP, junto con Isabel Díaz Ayuso. Ha puesto de moda a Andalucía y ha demostrado que los socialistas eran chorizos y malos gobernantes porque impusieron la corrupción y mantuvieron a Andalucía en el atraso y la pobreza durante décadas. ---
La clave de su éxito es su estilo suave y sin crispación. Era lo que España y Andalucía necesitaban después de las divisiones, las envidias y los enfrentamientos creados por Pedo Sánchez. Juanma Moreno no ha hecho nada especial, ni ha creado una fórmula mágica para que Andalucía despegue y se haya convertido en una de las regiones más pujantes de España, pero lo está logrando gracias al uso de cuatro valores: suavidad en el estilo de gobierno, diálogo, bajos impuestos y lejanía de la corrupción y el abuso de poder, que fueron la tónica del socialismo en tierras andaluzas.
Ni siquiera ha cumplido su promesa de levantar las alfombras y denunciar las maldades y abusos del socialismo en Andalucía; ni siquiera ha desmontado por completo los chiringuitos del socialismo, muchos de los cuales siguen en pie y llenos de corruptos que ganan dinero sin aportar nada, pero los ciudadanos andaluces le valoran porque se sienten bien gobernados, porque el nuevo presidente se muestra humilde, genera confianza y no provoca rechazo.
Andalucía se ha puesto de moda por su capacidad de crear empleo, por atraer a muchas empresas y por convertirse en una de las regiones que más avanzan, junto con Madrid.
En el primer aniversario de las elecciones que le dieron la mayoría absoluta y tras haber vuelto a ganar en las elecciones municipales, Moreno advierte a su partido que debe saber gestionar su crecimiento y que también se puede morir de éxito.
Su voz es escuchada en toda España porque ya es, sin la menor duda, un teórico sucesor de Núñez Feijóo, junto con la madrileña Díaz Ayuso.
Su carrara política ha sido, junto con la de Pedro Sánchez, la más fulgurante en las últimas décadas de la política española, pero mientras que la de Sánchez declina, la suya avanza. Y Moreno Bonilla lo ha conseguido gracias a la moderación y a ser percibido por los ciudadanos como el lado opuesto del sanchismo, que gobierna crispando, enfrentando, dividiendo, con arrogancia y con métodos tiránicos.
Juanma Moreno ha sabido captar que los españoles están cansados de la violencia sanchista, que se ejerce contra todos para crispar, dividir y enaltecer a los sectores más marginados y llenos de odio de la nación, a los que ha convertido en sus clientes preferentes: antiguos etarras, independentistas, ladrones de viviendas (okupas), inmigrantes ilegales, delincuentes y, sobre todo, fanáticos y adictos a las subvenciones y al reparto del botín del poder.
Francisco Rubiales