Se conoce al hipogrifo mitológico desde hace muchos siglos atrás. Virgilio fue el primero en en hablar de ésta increíble criatura, utilizándola para explicar el significado de las incongruencias:“una presa que a la vez forma parte del depredador”.
Se sabe que un hipogrifo es una de las monturas voladoras más rápidas y ágiles que existen, y es que los hipogrifos son tan veloces en el vuelo que pueden planear y aterrizar a velocidades vertiginosas y, además, con gran maestría.
Origen y leyenda
Una hipótesis plantea que el origen real del grifo como criatura mitológica se encuentra en los numerosos restos fósiles de dinosaurios pertenecientes a la familia Ceratopsidae, que se pueden encontrar en gran número en los desiertos de Asia central, especialmente Mongolia. Los esqueletos aplastados de estos dinosaurios, de boca en forma de pico ganchudo, amplios huesos escapulares, cola larga y patas con pezuñas de varios dedos pueden haber dado lugar a una reinterpretación de los dueños de esos esqueletos convirtiéndose en criaturas mitológicas a falta de un referente real. En Oriente Próximo se le encuentra en las pinturas y esculturas de los antiguos babilonios, asirios y persas.
Una leyenda griega relata que el dios Apolo había ido a buscar grifos y había regresado a Grecia cabalgando sobre los lomos de uno de ellos. Estaban consagrados a Apolo y vigilaban sus tesoros para protegerlos de los Arimaspos (similar al Ciclope). También custodiaban las cráteras de vino de Dioniso. Los romanos lo usaban simplemente con propósitos decorativos en frisos y en patas de mesa, altares y candelabros.
Un mito más reciente cuenta que se encargaban de velar por el oro que había en los desiertos del norte de la India. La razón de esta vigilancia podía deberse al deseo de proteger sus crías, puesto que ponían sus nidos en las montañas de las cuales se extraía el preciado metal.
Según la leyenda, los caballos eran las presas favoritas de los grifos, cuando las dos especies copularon, el resultado de su unión resultó raro y fabuloso. Tal como los concibe el folclore medieval europeo, el hipogrifo en parte caballo y en parte grifo. Al igual que este último, la criatura tiene cabeza y pico de águila, y garras y alas cubiertas de plumas. Sin embargo, el resto de su cuerpo es de caballo.
El hipogrifo era una de las criaturas favoritas de los poemas y fábulas medievales. En el poema épico Orlando Furioso (1516), del autor italiano Ludovico Ariosto, aparece una de estas criaturas. Ludovico Ariosto describe al hipogrifo como un ser equilibrado y ágil, incluso más que el mismísimo Pegaso. El animal, que resulta un excelente caballo capaz de volar a la velocidad del rayo se convierte en corcel del mago Atlante y transporta a los héroes de los poemas durante los rescates de las doncellas.
Una leyenda asegura que Alejandro Magno (356-323 a. de C.) puso arneses a ocho grifos y los sujetó a una cesta, la que posteriormente empleó para volar hasta los cielos.
Iconografía
El grifo es también un emblema en la heráldica, como el unicornio, el león, el hipogrifo y otros. Al igual que éstos, aparece varias veces en escudos de familia y estandartes. Representa convencionalmente la fuerza, el valor y la vigilancia.
Al igual que los dragones, se decía que los grifos custodiaban tesoros y eran especialmente feroces a la hora de defenderlos. Suelen aparecer en los bestiarios y son emblemas del coraje regio, tal como demuestra su inclusión en los escudos de armas. En la cristiandad medieval, el hecho de combinar una bestia terrenal con un ave propició su utilización como símbolo de las cualidades humanas y divinas de Cristo. En las iglesias solían esculpirse imágenes de grifos como réplicas de piedra que sirven con frecuencia como gárgolas en la arquitectura gótica de la baja Edad Media.
En la Edad media y el Renacimiento los grifos se pintaron como la parte del escudo de armas de Génova. Es a partir del siglo XV que en la heráldica a esta bestia sin alas se le conoce como Keythong, quien es considerado el macho de la especie, y que a menudo tiene el lomo y la cola espinosa. El keythong presenta un balance de lo bueno y lo malo; en la realidad todos los hombres tenemos cosas tanto buenas como malas. Al centrarse en nuestros puntos fuertes, somos capaces de gestionar en torno a nuestras debilidades, si estas son mayores predominan las razones egoístas, trae la gula, la venganza, la ferocidad y la violencia. Todas cualidades negativas de la energía masculina, que el guerrero debe superar.
El nombre de grifo a tenido varias variantes ortográficas en ingles: gryphon es la más común, ganando popularidad tras la publicación de las Aventuras de Alicia en el País de las maravillas pero variantes menos comunes incluyen: gryphen, griffen, gryphin, gryphus y griffon. En la actualidad, esta criatura ha vuelto a despertar el interés de la gente debido al papel que desempeña el hipogrifo Buckbeak en la saga de Harry Potter.
El grifo, al igual que el resto de motivos iconográficos de corte oriental que se representaron en la cultura occidental, tuvieron una connotación simbólica que debió conocerse a partir de aquellos que los importaron por primera vez a la Península Ibérica: los fenicios. El grifo en el mundo tartésico siempre presentó un valor positivo, asociado a la protección del difunto que muchas veces ofreció un carácter sacro. En Oriente también se vinculó al culto a los muertos y a un papel mediador entre el mundo de los muertos y de los vivos, connotaciones que aparecen representadas en ajuares funerarios.
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