El fango periodístico contra los argumentos

La búsqueda obsesiva de escándalos y corruptelas, el fango de los nada desinteresados e independientes medios de comunicación sobre los miembros de partidos y plataformas que proponen alternativas ciudadanas a los demenciales planes económicos, que padecemos desde hace años y que nos causan un dolor que ya es insoportable, nos está demostrando que poco o nada importa que lo que se publica y se airea sea cierto, falso, verdad a medias, rumor o invención. Lo que de verdad les importa es hacer un ruido tan grande que suene cuanto más mejor y que siembre dudas entre los ciudadanos para que se les vaya perfilando la opinión y conseguir manipular su intención de voto y garantizar así que sigan siendo igual de conformistas y sumisos.

La semana pasada, esta cloaca loca por el fango que algunos llaman periodismo, precisamente cuando hasta las encuestas dan a Podemos como un serio candidato al Gobierno, los poderes económicos y los grandes hombres de bien de España que controlan y dirigen los medios se han lanzado como animales feroces a publicar lo que ellos nos quieren vender como escándalos espantosos equiparables a los fraudes de evasión de capital como la trama Gürtel, el caso Urdangarín, los ERE de Andalucía o las trajetas black de Caja Madrid, el Caso Palau, etc., cuando lo único que se puede sacar en claro de todo lo que se ha vomitado a través de los medios es que algunos de los acusados por éstos daba la casualidad de que trabajaban, y claro, eso es lo paradójico, los profesionales de la política hasta ahora en nuestro querido país no se caracterizaban precisamente por el trabajo sino por la buena vida a costa de los ciudadanos.

Así que descubierta la doble vida de Iñigo Errejón se arrojaron sobre él, llenando la información de fango, salpicándolo todo de espeso barro hasta que ya ni se vislumbraba un atisbo de razón o coherencia, barro acusándole de haber cometido un fraude porque existía incompatibilidad laboral, algo que siendo dudoso, cuando menos no constituye nada reseñable más  allá de un descuido –insistimos que lo más probable es que no exista nada y que sea todo correcto y conforme a la ley, ya que su beca se iba renovando cada tres meses al comprobar que cumplía con lo que se le exigía en el trabajo.

No es nuevo, ya Ada Colau, cuando iba haciendo pupa al sistema bancario y daba pequeños pasitos a favor de los amenazados por desahucio, se tuvo que enfrentar a todo tipo de bajezas y vilezas por parte de los ladradores profesionales que se dedicaron a encharcarlo todo de mentiras y patrañas, a llenar de fango y crear dudas y falsedades.

Afortunadamente la gente, los ciudadanos, a fuerza de palos recibidos y de ver siempre el gusto por perderse en el fango de estos esbirros del poder, van abriendo los ojos y se van creyendo que es posible vivir de otra forma, más libre, más sensata y más igual para todos. ¿Dónde ladrarán estos carroñeros cuando sus amos sean echados a patadas del poder y muchos de ellos den con sus huesos en la cárcel?