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► Título: El fantasma de la draga
► Título original: Ghost in the machine
► Autor: Patrick Carman
► Serie: Skeleton Creek #2 (de 3)
► Publicación: Octubre 2010
► Editorial: Bruño
► Páginas: 216
► Precio: 15 €
· Puede contener spoilers de Skeleton Creek, primera parte de la trilogía ·
Tras todo lo ocurrido en Skeleton Creek, Ryan y Sarah siguen adelante con su investigación. Los misterios que envuelven la draga son cada vez mayores, su situación sigue igual de complicada y las preguntas sin respuesta siguen rondando por las cabezas de nuestros protagonistas.
Pero ellos no se rendirán ante los problemas, por supuesto: Ryan empezará un nuevo diario en el que nos hablará de los avances de sus investigaciones, sobretodo sobre las Tibias Cruzadas, una sociedad secreta estrechamente ligada a la muerte de Joe Bush, y Sarah seguirá metiéndose donde haga falta con tal de grabar algo que les ayude a encontrar respuestas a esa historia llena de misterios cada vez más complejos.
Skeleton Creek ha sido uno de los libros juveniles de este año que más han llamado la atención, debido a la inclusión de una página web en la que ver vídeos a medida que leíamos el libro que, en realidad, es el diario del protagonista. El resultado no fue un gran libro (ni saga), pero sí una historia entretenida e innovadora a la que hay que aplaudirle la originalidad de esa interactividad.El Fantasma de la Draga, segunda parte de la trilogía, sigue la misma línea que su predecesor: los vídeos que intercalamos con la letra escrita amenizan la lectura y le dan ese toque de misterio (que no terror, no os confundáis) que engancha y hace que el libro se pueda leer de un tirón.
El libro empieza justo a continuación del final del primer libro, con un vídeo que nos recuerda en qué situación quedaron los protagonistas. A partir de ahí, la historia va evolucionando y complicándose, sorprendiendo en algunos momentos (a mi no demasiado, que ya me veía venir varias cosas que ocurrieron >o<) y mostrándonos incógnitas que se resolverán poco a poco.
Patrick Carman consigue desarrollar una trama algo más compleja, sin olvidar que su obra está dirigida a un público joven, con lo que consigue un libro entretenido, que engancha al lector y que se lee con agilidad. Como en el libro anterior, el autor utiliza una narración sencilla y un ritmo que, pese a más o menos mantenerse estable, podría estar más trabajado.
Cuando reseñé Skeleton Creek, os mencioné (y me cito textualmente) que “los personajes son el talón de Aquiles del libro”: eran escasos y bastante planos, así que no llegamos a conocerles en profundidad. Por suerte, en este segundo tomo el elenco aumenta, tomando un mayor protagonismo, y los personajes principales evolucionan un poco (eh, menos es nada). La historia, con una trama más intensa y compleja, seguirá siendo lo más importante del libro, pero se agradece esa pequeña profundización en los protagonistas, conociendo así a una Sarah asustada a la par que valiente y a un Ryan bastante paranoico a causa de todos esos misterios (pero no me cansaré de decir que los actores –y dobladores- no me gustan nada. ¿Soy la única? Decidme que no, anda (ಥ_ಥ). ).También se agradece la mayor variedad de escenarios, teniendo en cuenta que en la primera parte estos eran muy pocos y robaban dinamismo al libro. Si Skeleton Creek tenía un final que dejaba con la boca abierta y ganas de leer el siguiente, El fantasma de la draga no se queda atrás, pese a tener un final distinto: apoteósico, sí, pero bastante cerrado, con pocos cabos sueltos, con lo que tengo muchísima curiosidad por saber cómo seguirá la historia en el desenlace de la trilogía, ‘The Crossbones’ (Las Tibias Cruzadas).
El fantasma de la draga es, al igual que Skeleton Creek, un buen libro juvenil de misterio: entretenido, ameno, interesante e innovador. Se le podría reprochar el escaso número de páginas, algunos puntos en los que flaquea y el hecho de que las actuaciones de los actores que escogieron para los vídeos no sean precisamente lo mejor, pero es una buena opción si quieres leer algo ligerito para pasar el rato de forma amena.
· Con la colaboración de Bruño ·