El 23 de febrero de 1942, un bombardero B-17E Flying Fortress se estrelló, tras quedarse sin combustible, en uno de los lugares más remotos y salvajes de la Tierra: el primitivo pantano de Agaimbo en la isla de Papúa Nueva Guinea. El bombardero, pilotado por el joven capitán del Ejército de los Estados Unidos, Fred Eaton, había volado durante una larga y peligrosa misión de bombardeo que partió de Australia contra la Fortaleza japonesa de Rabaul en Nueva Bretaña, donde fue alcanzado, en la primera misión de largo distancia realizada por los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque japones a la base naval de Pearl Harbor. La tripulación sobrevivió al accidente y, durante seis semanas, se enfrentaron a la malaria y el agotamiento por calor en su intento de volver a casa. Tras llegar a un lugar seguro y descansar durante una semana, volvieron nuevamente al combate. Su B-17E, sin embargo, permaneció olvidado en el pantano hasta que fue redescubierto en 1972 por un equipo de la Fuerza Aérea Australiana.
A mediados de la década de 1980, el magnate de la industria de la restauración y gran coleccionista de aviones antiguos David Tallichet, que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como tripulante de un B-17, preparó una expedición para recuperar y devolver el avión a su hogar. David Tallichet falleció en 2007 sin poder cumplir su sueño, pero finalmente se pudo cumplir en 2010 a través de los esfuerzos conjuntos de su familia y el entusiasta de salvamento de aviones Alfred Hagen.
Apodado Swamp Ghost (Fantasma del Pantano), el B-17E se ha convertido en un icono de la aviación militar. Por su estado prácticamente intacto, el aislamiento romántico en mitad de la selva y los desafíos extremos que supusieron su salvamento, está considerado entre los historiadores como el Santo Grial de la aviación militar. Solo comparable al otros bombardero Lady Be Good y su desaparición en el desierto,
Curiosamente, el Swamp Ghost fue asignado al escuadrón que volaba hacia Pearl Harbor desde San Francisco durante el ataque japonés el 7 de diciembre de 1941. Esta concurrencia contribuyó al desastre de la armada norteamericana porque el personal del radar de Oahu asumió que el ataque japones era la esperada llegada del escuadrón. El Swamp Ghost no estaba con el escuadrón en ese fatídico día, pero voló poco después del ataque.
Antes de su salvamento, el Swamp Ghost era considerado el B-17E, sin rescatar, mejor preservado del mundo. Con su regreso al Puerto de Long Beach, el Swamp Ghost completó su misión final 68 años después del último despegue. Sólo cuatro modelos de aviones de su tipo han sido recuperados.
El avión será restaurado, posiblemente en condiciones de vuelo, para su exhibición en el Pacific Aviation Museum, en la Isla Ford de Hawai, como símbolo de la herencia de la aviación militar de Estados Unidos.
Para saber más:
Pacific Aviation Museum
Huffington Post
The Swamp Ghost
Pacific Wrecks
Smithsonian
Warbirds News