El fantasma verdeOrlando ExpositoASIN: B00EZVONSAFormato: Digital– 138 PágsEditorial: Autopublicado
Una pareja de jóvenes cultiva en la azotea de su casa plantas de Cannabis Sativa para su propio consumo. De pronto, los dos quedan sin trabajo. Una tarde, doña Tota, una amiga, prepara en su cocina bizcochos y otras delicias con manteca verde. Los vecinos que prueban quedan encantados. Así surge la idea de vender repostería con la marca THC (Todo Hecho Casero), como una forma de ganarse la vida. La venta crece y el negocio marcha sobre ruedas. El fantasma verde recorre el barrio y produce cambios que nadie hubiera imaginado. Con el objeto de proteger su fuente de ingresos y eliminar la competencia, una banda de narcos decide actuar.
Hay veces que las apariencias engañan. En el fondo somos superficiales y nos dejamos llevar por lo que vemos, y eso es casi inevitable. No pudo ser en mi caso, ya que no disponía de la portada cuando leí la novela. Además, los datos eran escasos: novela negra ambientada en Argentina… Evidentemente es difícil resistirse al capricho.
Supongo que debería matizar desde el principio el ligero choque que produce en las primeras páginas. La historia está contada desde el punto de vista de unos jóvenes de Rio Negro, en primera persona. Dejando de lado el estilo, del que hablare más adelante, el léxico se centra en el famoso “lunfardo”, un argot que suele usar la gente con poca educación. A los lectores que no estemos acostumbrados (y me incluyo) puede suponernos una dificultad y tengo que reconocer que aunque la mayoría de las veces lo entendemos o lo sacamos por el contexto, hubo otras que vuelve que pedirle a Google que me echara una mano.
Me comentó el autor que la idea original incluía un glosario de términos para los menos entendidos, aunque al final se quedó excluido. Quiza no fuera tan mala idea, y aunque en versión Kindle es un poco fastidioso ir al final para buscarlo, puede que un pie de página no este del todo mal.
Saltando este punto, cuando ya nos familiarizamos con el lenguaje y la estructura del texto, todo va volado. Primero por lo coloquial y cercano de la narración. Aunque más bien debería decir diálogos, pero no al estilo clásico con sus guiones, sino seguidos en un párrafo como podéis ver aquí:
Para festejar esperé a Lena con un asadito y le di la buena nueva. Pero no le pareció tan buena. Pensó durante medio cigarrillo y preguntó: ¿Qué pensás hacer? Ya veré, algo voy a encontrar, contesté. ¿Algo? ¿Qué quiere decir algo? No sé, tengo que encontrar un laburo que no me lleve todo el día. Quiero escribir.
Además, a lo largo de los capítulos se van intercalando otros textos, como anotaciones para esa novela que el protagonista quiere escribir o noticias de la prensa. De esta manera no solo ha logrado fluidizar la escena, sino también mostrarnos que es capaz de moverse en otros estilos además del coloquial. De hecho, tanto la meta-novela como el resto de textos “externos” están escritos en un castellano muy neutral.
Una parte muy importante de esta obra la hacen los personajes que a pesar de ser poco extensa, se definen muy bien solamente con sus actos y sus palabras. Además, lo particularmente bueno que tienen, es que son normales y cercanos. Vamos, que si tuvieran un poco más de cabeza, podrían ser cualquiera de nosotros.
Porque aunque no os lo he dicho se trata de un grupo de jóvenes (y algunos no tanto) que pasando por un momento económicamente difícil, se ponen a vender pastelitos de marihuana. Una locura que les sale bastante bien hasta que se complican las cosas: competencia con algunos traficantes de alto nivel y policías corruptos. Un reflejo de los tejemanejes de los bajos fondos, y no tan bajos.
Claro que en España eso no sería posible (ya me gustaría a mí que fuera legar vender alimentos que has cocinado en tu casa) pero aun así no anda tan desencaminado. Además, con todo esto nos hace ver no solo una cultura de supervivientes, sino también la de la ayuda mutua y el valor de la amistad.
El ritmo, como no podía ser de otro modo, es rápido. Yo incluso diría que trepidante, sobre todo en las ultimas paginas. A mi apenas me ha llevado día y medio leerla (por semana, mientras trabajaba) y no creo que a cualquier otra persona le pueda comer mucho mas tiempo.
Para finalizar, lo que comienza como una historia entretenida, se va complicando hasta llegar a un desenlace casi eléctrico. Y cerrado. A pesar de que se trata de un primer volumen de una serie (que no saga) se puede leer independientemente. Me han confirmado que el resto seguirá con los personajes, aunque con distintos ambientes, por lo que no creo que se haga repetitiva.
En resumen, una novela que a pesar del contraste cultural que supone (sobre todo en el lenguaje) realmente merece la pena leer. Bien estructurada y trabajada, seguro que gustará mucho a los amantes de la novela negra, aunque más bien se trate de una historia de bajos fondos.