Revista Salud y Bienestar
De los 33,4 millones de personas que viven en el mundo con VIH, aproximadamente la mitad son mujeres en edad reproductiva. Y, de los 2,1 millones de niños que tienen el virus, prácticamente todos se infectaron durante el embarazo, el parto o la lactancia.
Para evitar esta transmisión materno-infantil existe un fármaco eficaz y barato, la nevirapina que, actualmente, se administra a la mitad de las chicas seropositivas embarazadas -el objetivo de llegar a todas las que lo necesitan aún está lejos de cumplirse-. Sin embargo, si no se da otra terapia antirretroviral después que no incluya este medicamento, se corre el riesgo de que aparezcan resistencias y de que las opciones para controlar el virus disminuyan.
Dos extensos estudios realizados en 10 países de África -uno en mujeres y otro en niños-, publicados en 'The New England Journal of Medicine' alertan sobre esta cuestión. El primero de los trabajos (OCTANE), con 241 mujeres infectadas, evaluó la respuesta de sus organismos a distintas combinaciones de fármacos seis meses después de haber recibido una dosis de nevirapina.
Uno de los cócteles era a base de inhibidores de la proteasa (ritonavir/lopinavir) mientras que el otro incluía la nevirapina como parte de la terapia.
Así, comprobaron que a los dos años de seguimiento el 26% de las mujeres que continuaron tomando nevirapina experimentaron fallo virológico -cuando la terapia no tiene la eficacia esperada- frente al 8% de las féminas del otro grupo. Además, el uso continuado de nevirapina aumentaba la aparición de resistencias y de mortalidad.
-Mejor control del virus
En el segundo de los estudios, financiado como el anterior por los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH), se analizó la misma cuestión pero en niños entre los seis y los 36 meses que, a pesar de los esfuerzos y de haber estado expuestos a la nevirapina, se infectaron por el VIH. Un total de 164 pequeños participaron en el trabajo, similar al realizado con las mujeres. Unos recibieron una combinación de fármacos sin nevirapina y otros con nevirapina. En el primer caso se controló mucho mejor el virus.
Los investigadores explican que estos resultados "son una señal de alarma y confirman la acertada decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cambiar recientemente sus guías sobre este tratamiento. En la actualidad, el organismo aconseja que tanto los niños como las mujeres que hayan recibido una dosis de nevirapina en un intento por evitar la transmisión del virus de madres a hijos tomen después una terapia antirretroviral que incluya los inhibidores de la proteasa más otros dos fármacos, pero no nevirapina. Antes, la recomendación era justo la contraria".
En un comentario que acompaña a los estudios, Marc Lallermant y Gonzague Jourdain, del Departamento de Inmunología de la Facultad de Salud Pública de Harvard (EEUU), recuerdan que "la nevirapina reduce a la mitad el riesgo de transmisión del virus, pero los efectos del fármaco persisten durante días en el organismo con el potencial de que aparezcan cepas resistentes que afecten negativamente a las terapias posteriores". El problema, indican, es que "el tratamiento a base de nevirapina es el más extendido en los países en vías de desarrollo, dado que este fármaco es más barato que las otras opciones, más recomendadas".
Por eso, estos autores consideran que la lucha contra el sida se enfrenta, a raíz de estos resultados, a un nuevo reto, y que puede ser el momento para presionar y bajar el precio de los otros medicamentos antisida.
**Publicado en "El Mundo"
Para evitar esta transmisión materno-infantil existe un fármaco eficaz y barato, la nevirapina que, actualmente, se administra a la mitad de las chicas seropositivas embarazadas -el objetivo de llegar a todas las que lo necesitan aún está lejos de cumplirse-. Sin embargo, si no se da otra terapia antirretroviral después que no incluya este medicamento, se corre el riesgo de que aparezcan resistencias y de que las opciones para controlar el virus disminuyan.
Dos extensos estudios realizados en 10 países de África -uno en mujeres y otro en niños-, publicados en 'The New England Journal of Medicine' alertan sobre esta cuestión. El primero de los trabajos (OCTANE), con 241 mujeres infectadas, evaluó la respuesta de sus organismos a distintas combinaciones de fármacos seis meses después de haber recibido una dosis de nevirapina.
Uno de los cócteles era a base de inhibidores de la proteasa (ritonavir/lopinavir) mientras que el otro incluía la nevirapina como parte de la terapia.
Así, comprobaron que a los dos años de seguimiento el 26% de las mujeres que continuaron tomando nevirapina experimentaron fallo virológico -cuando la terapia no tiene la eficacia esperada- frente al 8% de las féminas del otro grupo. Además, el uso continuado de nevirapina aumentaba la aparición de resistencias y de mortalidad.
-Mejor control del virus
En el segundo de los estudios, financiado como el anterior por los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH), se analizó la misma cuestión pero en niños entre los seis y los 36 meses que, a pesar de los esfuerzos y de haber estado expuestos a la nevirapina, se infectaron por el VIH. Un total de 164 pequeños participaron en el trabajo, similar al realizado con las mujeres. Unos recibieron una combinación de fármacos sin nevirapina y otros con nevirapina. En el primer caso se controló mucho mejor el virus.
Los investigadores explican que estos resultados "son una señal de alarma y confirman la acertada decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cambiar recientemente sus guías sobre este tratamiento. En la actualidad, el organismo aconseja que tanto los niños como las mujeres que hayan recibido una dosis de nevirapina en un intento por evitar la transmisión del virus de madres a hijos tomen después una terapia antirretroviral que incluya los inhibidores de la proteasa más otros dos fármacos, pero no nevirapina. Antes, la recomendación era justo la contraria".
En un comentario que acompaña a los estudios, Marc Lallermant y Gonzague Jourdain, del Departamento de Inmunología de la Facultad de Salud Pública de Harvard (EEUU), recuerdan que "la nevirapina reduce a la mitad el riesgo de transmisión del virus, pero los efectos del fármaco persisten durante días en el organismo con el potencial de que aparezcan cepas resistentes que afecten negativamente a las terapias posteriores". El problema, indican, es que "el tratamiento a base de nevirapina es el más extendido en los países en vías de desarrollo, dado que este fármaco es más barato que las otras opciones, más recomendadas".
Por eso, estos autores consideran que la lucha contra el sida se enfrenta, a raíz de estos resultados, a un nuevo reto, y que puede ser el momento para presionar y bajar el precio de los otros medicamentos antisida.
**Publicado en "El Mundo"
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