El faro; En los límites de la locura

Por Victor Fernández.

Es impresionante encontrarse, en pleno 2019, con una película tan radical y novedosa como ‘El faro’. Un filme que no se parece a ningún otro y que juega con sus referencias, para volcarse en una mirada única y poderosa como la de su director Robert Eggers. Si su opera prima ‘La bruja’ fue toda una sorpresa para el género de terror en 2015, que mostraba ya a un talento poderoso para los terrenos más tenebrosos y oscuros del ser humano, ‘El faro’ no hace más que constatar la presencia de este cineasta tan personal y prodigioso.

La trama es corta y sencilla, ambientada en el siglo XIX, un veterano farero y su joven ayudante conviven en una extraña y perdida isla de Nueva Inglaterra. Rodeados de mar, con solo unos kilómetros cuadrados de terreno, el misterioso poder de la luz y la locura se apoderará de ellos en una suerte de mitológico viaje a los infiernos del alma. Sustentada en una impresionante y majestuosa fotografía en blanco y negro de Jarin Blaschke, que recuerda al cine mudo nórdico (casi como una suerte de ‘Häxan’) y en dos interpretaciones antológicas, la película te atrapa y zarandea mentalmente desde el minuto 1 hasta el 110 de película.
El faro; En los límites de la locura

Sin duda, no estamos ante un filme fácil. Es un deslumbrante y desquiciante relato siempre al borde del abismo. Una experiencia tan alucinante como agotadora, que se extiende más allá de lo narrativo para ofrecer una montaña rusa de emociones al linde. Es uno de esos filmes que se pegan en la piel, en la mente y en el estómago, cuyas imágenes te revisitan una y otra vez pasados los días. Cuyo apartado sonoro, simplemente portentoso, inunda los sentidos. Nunca antes una película sobre la locura se había propuesto llevar al espectador a ella, de esta manera, casi como un personaje más dentro de la fantasmagórica y cruda recreación de sus espacios.
El faro; En los límites de la locura

Estamos, como no podía ser de otra forma, ante uno de los eventos cinematográficos del año, donde el duelo entre William Dafoe y Robert Pattinson va a ser, probablemente, de lo mejor que podamos ver en una sala de cine en los próximos meses. Ahora bien, avisado está, la película propone una experiencia que necesita concienciación por parte del espectador. Salir casi paranoico de ella es una de las señas de identidad que se graban a fuego tras su visionado.

[message]

##check## Lo bueno

Su apartado visual.
Sus actuaciones.
Su desquiciante (para bien) narración.

##times## Lo malo

Que algunos puedan apreciarla como una obra simplemente física.

[accordion]

Ambientación 9.0

Espectacular. Se siente todo: el mar, el viento, la lluvia, la tierra, el barro, la suciedad…

Desarrollo de Personajes 8.5

Sublime. El desarrollo hacia la locura que ambos personajes tienen, conforma uno de los relatos mas portentosos sobre la demencia que jamás se hayan visto.

Argumento / Guión 8.0

Simple, que no simplista. Desde un argumento muy pequeño, la película desarrolla un guion lleno de elementos internos y mitológicos alrededor de sus protagonistas.