Seguramente, una de las líneas principales de la estrategia de dominación de este partido socialista pasaría por pensado infiltrarse en el resto de partidos políticos con el objetivo de descomponerlos o de asemejarlos en forma y fondo al socialismo.
Otra de sus actuaciones principales, sin duda alguna, sería introducirse en todos los medios de comunicación que fuera posible para ir dando un rumbo izquierdista a la información y espectáculos que el público consumiera de dichos medios. También la infiltración alcanzaría a administraciones e instituciones públicas y privadas incluyendo las religiosas que más preponderancia o dominio tuvieran en el estado. Y por descontado, uno de los objetivos más apetecibles por su capacidad de influencia sobre la población sería el sector de la educación.
Imaginemos que los responsables de este partido socialista ya tuvieran previsto que los alumnos de edades más tiernas son los más influenciables. Más aún. Sigamos imaginando que el sistema educativo actual de ese país hubiera sido desmembrado y rebajado durante décadas hasta dejarlo como un erial en el que poder sembrar a placer las semillas de odio, confrontación e ignorancia necesarias para preparar a las generaciones más jóvenes para recibir la "nueva educación colectivista y pro ideología de género" que se extiende por el mundo en los últimos veinte años.
Por descontado, el poder sería consciente de que los principios más abruptos que quisiera imponer no serían admitidos a priori fácilmente, pero para que esos conceptos ya parecieran familiares a la hora de plantarlos a los alumnos, el partido socialista contaría con otro partido, de disidencia controlada y aglutinador del voto más asnoide de la izquierda, que además también serviría de soporte-como el propio partido socialista-a todos los grupos, ideologías y tendencias que pudieran complementar la estrategia de dominación social: feminismo convertido en feminazismo, radicales animalistas, anarquistas que en realidad defienden ideologías totalitarias, ideología de género antimasculina y antioccidental y anti raza blanca, asociaciones en defensa de la pedofilia y la zoofilia, y cualquier otro grupo suficientemente radicalizado y antisocial que pudiera aportar algo más de trastorno mental a semejante combinación.
A estas alturas del relato, ya podemos salir de la ficción. Hay docentes en España que ya comienzan a plantear a sus jóvenes alumnos posibilidades de futuro ciertamente terribles como consecuencia de ideologías profundamente aberrantes y prácticas amorales enseñadasen los propios centros escolares. Y el movimiento ideológico y liberticida patrocinado por esta corrupta clase política está iniciando una nueva etapa porque la anterior, la de la imposición sexual y de género en los centros docentes y en la sociedad en general, ya está prácticamente lograda. La nueva etapa es la de la violencia institucional no solo contra cualquier disidente; también contra las nuevas generaciones que van naciendo y que, como si no tuvieran bastante con venir a un mundo que sus mayores han convertido en inseguro, desquiciado, confuso y corrupto, van a tener que enfrentarse desde la cuna al horror de la mutilación sexual selectiva.
¿Exageración? No. Estamos en el periodo de presentación de la idea. Como hace veinte o treinta años sucedía con la ideología de género o la eutanasia con cada vez mayores supuestos para aplicarla. De momento es alguna tarada docente, y concejal del PSOE, la que comienza a proponer a sus alumnos la idea de que los varones deberían ser castrados al nacer "como lo hemos sido las mujeres durante millones de siglos". Si esta profesora tiene la misma idea de otras asignaturas que la que tiene de historia, que la pongan a enseñar idiomas a una manada de babuinos, por favor.
"A través de la castración selectiva". "Si os cortan el pito, no os pasa nada".
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