Revista Salud y Bienestar
Fue como esa última gota que hace rebosar el vaso colmado.
Nadie sabía lo que estaba pasando, pero habíamos salido de nuestras casas y sabíamos a dónde ir: Twitter nos lo había dicho. El destino de nuestro camino eran las escaleras de las polémicas setas.
En un extraño fenómeno de pensamiento colectivo, muchos supimos durante nuestro camino en lo que estaban pensando los demás: en nuestras mentes estaban todas esas situaciones injustas que llevaban años incomodándonos y de las que habíamos hablado muchas veces. Todas ellas juntas.
La crisis. La corrupción. La ley de los funcionarios. La precariedad laboral. La situación de los medios de comunicacion. Las bajadas de sueldo. La ley Sinde. El sistema electoral. Los derechos de los bancos. La situación internacional. Los recortes en todos lados. El sistema de pensiones.
Llegamos silenciosos a las escaleras de las Setas en grupos de uno. Muchos no sabíamos qué esperar. Además, teníamos la duda de si estábamos siendo manejados por algo o por alguien con algún oscuro propósito; pero sentíamos que, a pesar de todo aquello, nos movía un deseo de cambio ante una situación de inconformismo mucho más fuerte que esos pensamientos suspicaces nuestros sobre una posible manipulación.
Como contaba Li Po en uno de sus poemas, ocurrió que "Nos sentamos juntos. La montaña y yo. Hasta que sólo quedó la montaña".
Foto: Las Setas, esta noche.