El Festival de Cine Europeo ha dado el pistoletazo de salida a la nueva temporada con una nota de prensa que nos desvela que todas las películas premiadas en la pasada edición han sido estrenadas en España, habiendo cumplido en este sentido sus objetivos al 100%. Una especie de mensaje autocomplaciente (aunque no del todo sincero) que sirve para mirarse el ombligo y felicitarse a sí mismo por haber logrado el propósito de estos galardones: que las películas que los reciben consigan distribución en nuestro país.
Tranmission, de Roland Vranik
Desde el principio el festival ha mantenido una interesante política de apoyo a la distribución de las películas, otorgando los premios a las posibles distribuidoras y no a las productoras de los films presentados, al contrario que hacen otras muestras cinematográficas de mayor envergadura. La teoría está bien, siempre que la práctica sea igualmente seria. Pero el Sevilla Festival de Cine Europeo ha apostado en las últimas ediciones por un cine ya consolidado y ya comercializado, lo que choca de lleno con las utopías de ayudar a estrenar cine inédito. Porque, no nos engañemos, pocas distribuidoras españolas van a descubrir en Sevilla películas que no hayan visto ya en otros festivales y mercados de mayor enjundia, entre otras cosas porque la programación del festival europeo se nutre principalmente de lo que ya se ha podido ver en Berlín, Cannes o Venecia. Así que convencer a una distribuidora que no ha visto ya los posibles valores de una película, para que adquiera los derechos de distribución con mayor valentía de lo que lo suelen hacer, es como tratar de encontrar un oasis en un desierto.Si lo que se pretende es apoyar la distribución parece un sinsentido que se premien (diría más, que se seleccionen) películas que ya han sido adquiridas en España. Y desde luego resulta ridículo congraciarse de haber conseguido ayudar a la distribución de películas como Un profeta, Lourdes, 44 inch chest o Nothing personal, que de hecho ya habían sido adquiridas para el mercado español, y por tanto, tenían asegurado su estreno.
Sería más lógico enfocar la Sección Oficial a títulos inéditos, en vez de alcanzar determinados acuerdos con distribuidoras para presentar sus películas. Pero también hay que reconocer que se trataría de algo utópico por dos razones o culpables: 1. El público. Intentar una buena aceptación del público pasa por ofrecer películas con nombres (actores, directores...) y títulos que llamen la atención. 2. Las distribuidoras. Es difícil conseguir películas de una empresa de dsitribución si no les ofreces la Sección Oficial y por tanto la probabilidad de conseguir pasta. Así son.
Por tanto, esa contribución a la distribución de la que se jacta el Sevilla Festival de Cine Europeo tiene una envoltura algo cínica, porque de hecho difícilmente se puede argumentar un apoyo a lo que no necesita ser apoyado.
Back soon, de Sólveig Anspach
Lo que también resulta sorprendente es que no se mencionen aquellos títulos que, por lo que nosotros sabemos y lo que publica el Ministerio de Cultura, ni siquiera se han estrenado en el plazo establecido. Es el caso, por ejemplo, de la película húngara Transmission, de Roland Vranik, que logró el año pasado el premio a la Mejor Dirección y que sin embargo no aparece mencionada en la nota de prensa a la que aludíamos. Vamos, que lo del 100% se nos queda en un 80%. O de la mayor parte de los títulos premiados en 2008: Back soon, de Sólveig Anspach (Giraldillo de Oro), Katia's sister, de Mijke de Jong (Giraldillo de Plata) o The mother, de Antoine Cattin y Pavel Kostomarov (Premio Eurodoc). Todos ellos, que nosotros sepamos, inéditos aún en España. La verdad es que no sabemos a fecha de hoy si se han devuelto los premios obtenidos, porque en este sentido la información ha brillado por su ausencia (nada de notas de prensa), pero resulta insólito que se reivindiquen los valores de un festival cuando sus objetivos no parecen haberse logrado del todo.