Revista Sexo

El festival había comenzado

Por Kikeforo

La tienda ya estaba montada, las cervezas estaban listas y de fondo, la música empezaba a sonar. No cabía duda: el festival había comenzado. No es que yo sea muy de acampar en los festivales, pero éste en especial así lo requería y yo soy chica de pocas quejas.

La tierra de las Pilares y los acentos en todas las vocales había decidido dar una tregua al frío y ofrecernos un fin de semana que se auguraba espectacular. Y no sería yo quien lo iba a desaprovechar.

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Las expectativas eran difusas. Este tipo de eventos sirve para reencontrarte con gente que hace mucho que no ves, conocer gente que no volverás a ver y ver a gente que desearías no haber conocido nunca. Entre ese tumulto de personas dispares se esconden polvos antiguos, buenos y malos, espinitas que te quedan pendientes y gente que se cuela en tu lista de “objetivos primordiales y urgentes”. No sé porqué, en este festival a mí me apetecía estar con alguien con el que posteriormente pudiera presumir de haber estado. Como una especie de groupie, pero con elegancia, molancia y siendo yo quien ponga las reglas, o la falta de ellas …

El festival se desarrollaba con total normalidad dentro del absurdismo que rodea este tipo de actos multitudinarios. Conciertos, música, alcohol, gente, mucha gente … pero nada interesante de momento, y tampoco me importaba, la verdad … me lo estaba pasando en grande, y no necesitaba nada más.
Por coincidencias de la vida, justo cuando tu cerebro se relaja, no espera nada y simplemente se deja llevar, aparece de entre la densa masa de gente aquel tío con el que un día tuviste algo y, además, cumple los requisitos de “hombre que todo el mundo conoce y está muy bueno”. No hay más que hablar. Melena al viento y … ¡¡al ataque!!
Enseguida congeniamos. Al ya tener algo de confianza fue más fácil entablar conversación y juegos de seducción. Hablamos mucho, vimos conciertos dándolo todo, bebimos, estuvimos entre amigos … el caso es que aún habiendo ese juego entre los dos tan obvio, se despertó en mi la duda: no tenía claro si sus intenciones eran las mismas que las mías. Eso me puso muchísimo más … se había convertido en un reto.

Él supo mantener viva esa incertidumbre … me había topado con un tío que jugaba al mismo juego que yo, incluso me retaba y empezó él a dominar la situación. Me daba una de cal y otra de arena … había perdido las riendas completamente, y necesitaba encontrarlas de manera urgente, aunque realmente, si en ese momento me hubiera quitado las bragas, se hubiera demostrado que su juego me tenía a su merced. Y eso que ni siquiera nos habíamos besado …

Al cabo de las horas, o minutos … no importa, el tiempo no existía, me cansé de hacer el tonto … le quería dentro de mí o una enfermedad mortal y ardiente iba a hacer estallar mi vagina. Con todo mi furor fui y le besé. Tras el beso, apasionado, caliente, excitante y vital me dijo “por fin te tengo COMO quería” … Sí, tenía razón, iba a hacer exactamente lo que me pidiera.

Nos fuimos al coche, la tienda de campaña no era apta para ese tipo de Big Bang sexual que iba a acontecer.
Creo que no me di tiempo ni a quitarme los pantalones ni por supuesto se lo di a él. Salvaje, sucio y YA, necesitaba saciarme. Y así fue. Fui “la entrega” hecha mujer. No hizo falta que me pidiera nada, lo sabía. Intenso, ardiente, largo y sobretodo, complaciente. Así fue el polvo. Y encima, con el aliciente de que conectábamos muy bien. No nos faltaron las risas ni los momentos de placer extremos. Creo que supo darme la caña que me hizo ponerme a mil … y que posteriormente hizo que yo le pusiera a cien mil.
Este chico, por supuesto, está en mi agenda de oro macizo. Polvos así bien lo merecen. Y polvos así merecen segundas y terceras partes …

DIDI


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