Revista Libros
ReclamaMontoro responsabilidades penales para los políticos que se salten lospresupuestos a la torera, y no tardan en brotar las reacciones escocidas, comoendemoniados al contacto con el agua bendita, en particular de los políticos deizquierdas. Llama especialmente la atención la del ex coordinador de IzquierdaUnida, Llamazares, que saca la vena cinéfila y califica a la medida como “Todos a la cárcel”, prueba evidente deque para algunos políticos los presupuestos son un engorro necesario, algo quese debe confeccionar para cumplir con la legalidad, pero no algo que a lo quehaya que atenerse, ni muchísimo menos, y por eso profetiza condenas masivas.Montoro,al igual que Gallardón, es un político reo de su imagen: el segundo por su airede alumno aventajado modelo “Repelenteniño Vicente”, y el primero por su cara de chiste y su voz gangosa, quedificultan tomarle en serio incluso hablando de dineros. Sin embargo, deboaplaudir esta iniciativa, y apenas lamento que no piensen ampliarla y aplicarlacon carácter retroactivo, y no sólo penalice el no ajustarse a lospresupuestos, sino el gobernar en contra de las buenas prácticas y el máselemental sentido común por meras proyecciones de intención del electorado.Estamoshartos de que emplear el estado en beneficio del partido o de uno mismo salgagratis o, como mucho, redunde en un castigo en las urnas. De que el tirardinero público en planes disparatados e ideas peregrinas, en pago de favoresinnombrables y apoyos en el congreso, en ministerios sin funciones y alianzasde civilizaciones no tenga un coste en los juzgados. Noobstante, me temo que la idea es demasiado buena como para que logre saliradelante.