Todo lo que sube tiene que bajar y con la popularidad del progresismo y la corrección política no es la excepción. La sociedad se está fastidiando de que unas leyes basadas en la percepción ideológica de unos cuantos y de que los medios mainstreams le diga cómo hablar y cómo comportarse para no ofender. La sociedad ya está harta de que la información sea manipulada y que todo sea considerado “violencia”
Las políticas progresistas tienen su base principalmente en la satanización de mitad de la población por su sexo, raza y opiniones así como la victimización de la otra mitad también por su sexo, razas y opiniones. Al principio a muchos de seguro les gustó la idea de que desde el gobierno se defiendan los derechos humanos como nunca antes con políticas que condenen el racismo y el machismo por ejemplo, sin embargo esto más allá de las palabras no era más que un cuento de hadas que tarde o temprano se tendría que desmentir como sucede con todo lo que no tiene fundamentos solidos.
La demonización del sector opuesto.
Una de las estrategias que caló mucho entre los partidos y seguidores de la izquierda es esta: demonizar a todo el que no opine igual. Esto usando palabras que a todo mundo suenen desagradables y que apelan principalmente a las emociones; es de hecho la política de las emociones. Entre esas palabras y frases las más populares pueden ser machista, fascista, homofóbico, ultra y racista.
Es una estrategia que funciona pero cuando se abusa de determinadas etiquetas que no describen realmente a la persona, opinión o movimiento no es rentable a largo plazo pues las mentiras tienen patas cortas. En España por ejemplo la izquierda progresista usa esas palabras para referirse a VOX y los medios bailan al son que les toque la izquierda pero la gente en sus casas al ver la versión oficial de los medios y compararla con la versión de VOX dice: Estos tipos dicen la verdad, eso es lo que a mí me pasa, les voy a votar. La gente abre los ojos y el edificio del progresismo se derrumba aunque ahora mismo se puede ver como se retuercen… le queda poco tiempo a su juego.
Medios de comunicación poco confiables
Todos los medios de comunicación tienen una línea editorial y una ideología si se quiere; el problema comienza cuando todos los medios están cortados con la misma tijera y sirven a los intereses de un grupo político de una manera tan descarada como vemos hoy. Parecen todos ser el mismo diario pero con diferentes nombres, lo mismo la televisión. La gente realmente no tiene opciones para informarse y con el pasar del tiempo notan que las noticias siguen una cantaleta que dista muchísimo de la realidad que se vive.
La realidad de las denuncias falsas por la mal llamada Violencia de Género es un buen ejemplo. Mientras los medios insisten en que solo el 0,01% son denuncias falsas, en la calle hay una parte considerable de la población sufriendo las injusticias de una ley anticonstitucional, una ley repleta de sesgos ideológicos.
Los extremos
La izquierda vendió a la derecha como sus malvados opuestos los de “la extrema” y es algo que cala mucho hasta que son ellos quienes se van a los extremos y la mentira se cae. Es más fácil de hecho para la izquierda volverse extremista que para la derecha, esto porque son movimientos que se construyen sobre doctrinas y dogmas que no pueden ser quebrantados. La izquierda ni siquiera sugiere dudar de sus propias ideologías para perfeccionarlas sino cuando ya lo intentan hasta más no poder y ven que no les funciona.
Ejemplos más comunes:
- La ley contra la violencia de género está construida sobre la percepción de que todos los hombres ejercen un poder sobre las mujeres, esto sin ningún estudio o estadísticas que lo avalen. Es algo que ellos creen y lo llevan al extremo de convertirlo en ley y no solo eso sino que dicha ley no puede ser cuestionada.
- Los movimientos feministas que apoyan y defienden la ley mencionada insisten en que se puede condenar a un hombre solo con el testimonio de una mujer que diga haber sido violentada o abusada porque según ellas las mujeres no mienten. Esto es desde luego una locura. Luego cuando la hermana e Thelma Fardin dice que no hubo violación y entramos en el dilema de que alguna de las dos miente, las feministas dicen que Thelma no puede ser quien mienta porque hizo que escrachen a un hombre.
- Si un hombre blanco heterosexual dice algo y alguien que no cumpla con todas esas características juntas se siente ofendido, el hombre blanco heterosexual es ya un criminal.
Las mismas feministas se están decepcionando de esos movimientos porque ven como otras feministas acusan falsamente a sus hijos, hermanos y amigos en las redes sociales. El feminismo está haciendo sufrir a los hombres de muchas mujeres y por lo tanto a esas mujeres. Un cas conocido es el deje joven Agustín Muñoz.
Hay feministas que quedan embarazas y solo por querer tener a sus hijos otras feministas las amenazan. Eso está trayendo decepción entre las filas de las pañuelos verdes. Estas mujeres se dan cuenta que están llevando todo a los extremos. Ok, están a favor del aborto pero luego quieren que todas aborten obligatoriamente.
Extremos que se burlan del sentido común y usan para llenarse los bolsillos.
Ante tanta inconsistencia la gente reacciona, ante tanta burla la gente quiere un cambio y dejar todo ese circo atrás.
Pienso en el buenismo ridículo este en el que aplauden porque sí a cualquier “representante” de alguna “minoría” y si alguien no aplaude o se inclina ante sus “atributos” entonces te señalan con sus dedos huesudos sin dejar de etiquetarte de transfóbico en casos como el de Míster España quien ya pasó por cierto de moda o de racista por no pensar que la actriz de ROMA es lo más bello del mundo.
Se puede ver a la sociedad diciendo ¡Basta! Ante la agotadora tarea impuesta de vivir pensando en qué no hacer para no ofender y disfrazar la lastima de admiración para conseguir la aceptación o evitar el llanto de un pequeño grupo formado por gente de sentimientos super sensibles.