En la actualidad, muchas personas que se encuentran en búsqueda activa de empleo, siguen con el chip de buscar un trabajo permanente, es decir, para toda su vida. Cuando la sociedad en la que vivimos ahora va por otro camino, donde se mira más en el presente, es decir, en el ahora, sin que el futuro tenga demasiada importancia, por lo imprevisible que es. Lo que ahora nos vale puede ser que dentro de un tiempo sea inaceptable por nosotros y viceversa.
La permanencia y la estabilidad son características que el mundo laboral está transformando y que ya no volverán a lo de antes. Ahora mismo, lo que más predomina en los trabajos o en los proyectos en los que uno se involucra, es la temporalidad y además, sin posibilidad de protesta. De todas formas, debemos asumir que el tener un contrato indefinido no es algo permanente, es decir, que ese contrato se puede rescindir por cualquiera de las partes, cumpliendo los plazos establecidos de preaviso y el abono de la indemnización correspondiente. El contrato indefinido puede dar estabilidad en ciertos momentos, sin embargo, no podemos construir nuestra vida en función de esto porque, ante todo, debemos primar lo que queremos y nuestro desarrollo personal. Es decir, debemos dar importancia a nuestro proyecto de vida y sobre ello priorizar la toma de decisiones en todo lo que afecte al mismo.
Determinadas personas, a la hora de decidir hacia qué estudios universitarios decantarse, basan el peso de su decisión en las salidas profesionales de esa carrera o la situación del sector profesional empresarial de la misma, sin prestar nada de atención a lo que quieren hacer, a lo que les gusta hacer y aquello en lo que más facilidad tienen. Obviamente, se debe mirar todo en global sin olvidar que lo más importante somos nosotros y que debemos ir hacia aquello que nos motive realmente. Si nos dedicamos a los que nos gusta, de una forma u otra, encontraremos nuestro camino. No debemos ver solamente la profesión segmentada sino que tenemos que mirar con perspectiva hacia otros campos y áreas relacionadas.
Un trabajo estable nos permite hacer planes de futuro, sin embargo, si no nos satisface o no estamos contentos con él, hace que estemos amargados en la vida y no disfrutemos al máximo de todas las facetas de la misma. Por ello, debemos estar satisfechos con lo que hacemos o intentar conseguir el tipo de trabajo que nos llene aunque, hasta alcanzarlo, debamos trabajar en otro tipo de áreas que nos permitan la supervivencia.
Lo que está claro es que las personas debemos aceptar el momento nuevo e incierto actual. Personas que se encuentran en el desempleo rechazan algún trabajo inicial de 3 meses o 6 meses porque buscan algo más estable. Lógicamente, en más de una ocasión se arrepienten por no meditar al máximo la decisión con los pros, los contras y las consecuencias de cada decisión. A estas personas yo siempre les lanzo una pregunta ¿Cuándo un nuevo trabajo no es temporal al inicio? Porque no olvidemos que aunque el contrato inicial fuera indefinido, algo poco usual en los días en los que vivimos, siempre tendríamos un período de prueba más largo para demostrar que somos la persona adecuada. Y en más de una ocasión, un trabajo, a priori temporal, se ha convertido en estable por diversas circunstancias que no sabemos en un principio. Lo que debe primar es que sea un trabajo que nos aporte algo a algún nivel de nuestro desarrollo. Tenemos que tener claro que nadie nos puede garantizar determinadas cosas y debemos asumir la parte de riesgo que ello conlleva. No sería la primera vez que a una persona le indican que un puesto es estable y, tras la finalización del contrato, se entera que era un proyecto temporal y que le dieron la información de forma errónea para contar con su participación. Se debe mirar más en el presente y tomar las decisiones en función de aquello que sea mejor para nosotros, dejándonos llevar por nuestra intuición. No podemos decidir el presente por las expectativas inciertas que esconde el futuro. Porque a veces lo que parece inadecuado es apropiado y al revés. Es decir, debemos probar en esta vida y el que no se arriesga no progresa.
Debemos hacer cosas con las que nos encontremos satisfechos y que nos permitan poner en práctica determinadas competencias y habilidades. No siempre debe ser lo más prioritario el dinero a la hora de elegir una experiencia profesional y se debe mirar con visión de lo que nos puede aportar.
Cada vez más se van a requerir personas específicas para determinado proyecto donde lo que prime sea la colaboración colectiva, donde ambas partes ganen y se beneficien de ello. Es decir, los proyectos que van a ir predominando son cosas concretas y esporádicas de las que puedan salir otras muchas con una multitud de clientes. Debemos comenzar a vernos como proveedores de diversos tipos de conocimientos, competencias y vivencias. Estamos entrando en la sociedad del intercambio de ideas, aptitudes, actitudes, etc.
Por ello ¿te has planteado que puedes aportar tú en tu área de conocimiento o sector profesional?
No olvidemos que la permanencia en determinados proyectos va a depender, en parte, del grado de satisfacción que obtenga cada persona en su nivel vital de necesidades y expectativas. Las personas están tomando cada vez más el protagonismo de sus vidas y tienen claro lo que no quieren, saben lo que necesitan y quieren sin dudar en ir a conseguirlo. Eso no quiere decir que, en un momento dado, uno pueda ser flexible por cierto interés pero, sin olvidar cuál es su objetivo final y, en el momento que pueda, no dudará en dejar aquello que no le satisface en lo profesional.
¿Qué es lo que más valoras en un trabajo?