Revista Opinión

El fin de la lucha armada

Publicado el 21 octubre 2011 por Jangas

Una vez anunciado el fin de la lucha armada, no cabe, a mi juicio, azuzar las heridas del pasado, cabe la posibilidad de generar procesos donde podamos aglutinar espacios de paz y de dignidad hacia un futuro. Donde haya un reconocimiento de las víctimas y del sufrimiento inútil que el terrorismo de ETA ha provocado, una violencia que ha causado mucho dolor en Euskadi y en todo el territorio español.

Ahora habrá que buscar las formas de reconstruir una sociedad sin terrorismo, pasar la página del terror y la falta de libertad para muchas personas y empezar a construir un futuro distinto, mejor, sin temores, habrá que construir la conciliación entre quienes tienen una forma de entender el mundo y quienes ven las cosas de otra manera, pero sin recurrir a caminos diferentes del democrático, sin miedo a que se plantee un proceso con una consulta al pueblo vasco para conocer que tipo de adhesión quieren con respecto al Estado Español.

Hay quienes no nos cansaremos de repetir que lo que subyace detrás del nacionalismo es una perspectiva insolidaria, que la izquierda tiene que ser siempre internacionalista y que da igual qué fronteras tenemos mientras consigamos una vida digna y con derechos sociales para todos y todas. Después de explicado un punto de vista, habrá que escuchar a todos los interlocutores e iniciar un proceso de diálogo para acordar las instituciones democráticas y las manifestaciones en las calles como únicos procesos para la modificación de las relaciones entre Euskadi y España.

Pero en todo proceso tiene que haber pasos por las dos partes, no podemos decir que ETA se ha rendido antes que la policía terminara con ella, porque ha habido un proceso por parte de la izquierda abertzale para que ese proceso se llevara a término. Todos los pasos han ido en esa dirección, terminar con el terrorismo y considero legítimos y justos la liberación de presos políticos como Arnaldo Otegui, por mucho que no coincida con sus ideas, el acercamientos de presos donde estén sus familias. No solo para terroristas. Es injusto que una mujer de Palencia que vaya a la cárcel, por el hecho de haberse cerrado el módulo de mujeres por temas presupuestarios tenga que ir a la cárcel de mujeres de Mallorca. Porque de esta manera no solo se castiga al preso o a la presa sino también a la familia que tiene que desplazarse más kilómetros para ver a su familiar y además se castiga la posibilidad que la reinserción sea efectiva porque el preso minimiza el contacto con la familia.

Gandhi decía eso de “No hay caminos para la paz, la paz es el camino”. Esperemos que este sea el camino para que ese anhelo de la sociedad vasca de una Euskadi en paz se lleve a término y que todos los partidos y partes pongan un granito de arena para que este proceso iniciado hace un tiempo sea irreversible. Si alguien quiere una reflexión de compañeros de la tierra os recomiendo la de Roberto y una reflexión que siempre merece la pena la de Isaac Rosa en Público.


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