Gracias a la firma de los países Burkina Faso y Moldavia de la Convención Internacional de Prohibición de las bombas de racimo el pasado febrero se lograba un hito en la historia, ya que suponía que se había alcanzado las 30 ratificaciones necesarias para que una prohibición efectiva pueda entrar en vigor el día 1 de agosto de 2010, cuando el Tratado se convertirá en una Ley Internacional de prohibición. España (hasta 2008 productor de este tipo de munición mediante la empresa pública EXPAL y la privada INSTALAZA) fue el primer país firmante que llevó a cabo la destrucción de reservas de estas municiones.
El siguiente paso es conseguir que ratifiquen la Convención el resto de los 104 países que firmaron el tratado en Oslo en diciembre de 2008. El texto prohíbe el uso, la producción, el almacenamiento y la transferencia de bombas de racimo. También establece la limpieza de las áreas contaminadas por bombas que no han explotado y determina la provisión de asistencia para las victimas de estas armas.
Ya veremos donde queda esto, porque La mayoría de países fabricantes no aparece en la lista de países por donde ha pasado la lluvia de acero. Afganistán, Irak, Vietnam, Chechenia y los Balcanes son algunas de las zonas en conflicto donde las bombas de racimo mutilarán a los civiles en las próximas décadas.