Revista Opinión

El final de la crisis: Eurovegas, Valdebaqueros

Publicado el 04 julio 2012 por Pelearocorrer @pelearocorrer

Se nos va a quedar cara de imbéciles cuando la prima de riesgo baje al nivel de los mortales y todo vuelva a ser aburrido y hortera, todo vuelva a crecer como crecen los edificios de viviendas protegidas en la periferia. Después de ganar al fútbol todo es mucho más amable, meter goles es lo más parecido a crear empleo.

Los que creemos en un apocalipsis con sordina, un final desmitificado y light, no caeremos en la trampa fácil de bajar la guardia cuando la bolsa nos lo mande, la bolsa puede mandar en los periódicos y un poco en este blog, nunca en nuestros corazones apocalípticos e incorruptibles.

Así, parece que nos asomamos al final de la crisis cuando los números son favorables, pero tal mejora forma parte de un espejismo, y lo difícil es no verlo todo como un gigantesco espejismo, no pensar en el mundo como se piensa en una quimera, o en un infierno. El mundo, amigos, sólo sucede en mi cabeza.

Tenemos las claves para salir de la crisis: ganar muchos partidos de fútbol, muchos campeonatos internacionales, subir los impuestos, eliminar garantías sociales, y por supuesto: hacer un casino y devastar playas vírgenes. El mundo también es un casino, el mundo es la quimera de un casino infernal en el que todos pecamos. La salvación de este equívoco en el que se ha convertido la vida está en el juego.

El millonario Sheldon Adelson anda negociando con España un proyecto que nos hermanará con ese gigantesco vertedero del capital, Las Vegas. Parece que el millonario levantará en Madrid o en Barcelona una sucursal europea del sueño americano; creará centenares de miles de puestos de trabajo, nos alegrará los domingos, gastaremos con más soltura los préstamos del banco, volveremos a la senda del crecimiento.

A Las Vegas podemos ir todos a gastarnos el dinero que no tenemos, podemos financiar el viaje para seguir sosteniendo la ilusión de tener algo que le pertenece en puridad al banco, podemos jugarnos a la ruleta el préstamo y luego volver a Europa para pedir otro. Esta es la fisionomía de la libertad: gastar para creer que somos libres gastando.

Entre black-jack y ruleta, entre tiro de coca y póker Texas holdem, podemos pasarnos por Cádiz y darnos un baño de multitudes en lo que será otra de las mayores urbanizaciones de la destrozada costa española: Valdebaqueros, un paraje protegido donde se pretende levantar un complejo turístico a pocos metros de la costa.

Valdevaqueros y Eurovegas son las últimas muestras de la metástasis en la que se ha convertido el crecimiento económico, un crecimiento que apunta siempre a la nada o a la condenación de seguir perpetuándose. Escribió Borges que escribió Spinoza: “Todas las cosas quieren persistir en su ser”, y esta afirmación cuadra para la química del capital, donde toda mezcla se pretende generadora de riqueza ad infinitum. Mezclar para multiplicar, que las cosas persistan en su ser, que los euros sigan perpetuando sus transacciones, su perpetuo fluir.

Crecer a cualquier precio es la cuestión.

 


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