Revista Opinión

El final de la experiencia Dales Caña

Publicado el 06 noviembre 2013 por Jocoma

El final de la experiencia Dales Caña Como a todo lo que tiene un principio, con el tiempo le llega el final. Han sido 2 años y 3 meses; 245 artículos; 111.000 páginas vistas; nos han visitado desde todo el planeta, excepto lamentablemente desde África; se han alcanzado casi 4.000 suscriptores al boletín… Hemos tenido momentos malos, pero han sido superados por los buenos. Hemos hecho muchos amigos, pero también algunos enemigos. Un número incontable de veces los hackers han eliminado el blog y cada vez lo hemos tenido que rehabilitar. Aunque hemos echado de menos más comentarios a los artículos, lo bien cierto es que en general han sido muy constructivos; no obstante también ha habido algunos que la intransigencia y la intolerancia los ha hecho impresentables, pero no hemos eliminado ninguno y los hemos dejado ahí para que sirvieran de muestra y nos hicieran ver hasta donde llega la cerrazón humana. Los hemos rebatido como hemos podido…
Nuestro equipo comenzó allá por el mes de agosto de 2.011 con toda la ilusión del mundo. Sabíamos que iba a ser toda una experiencia, pero nunca llegamos a imaginar hasta dónde nos iba a llevar. A mitad de camino al informático le salió una opción mejor y nos abandonó; tuve que hacerme cargo de sus funciones. Luego, recientemente, en la primavera pasada, fue el psicólogo quién lo dejó. Pasamos de ser un equipo a hacerme cargo personalmente de todo. Demasiado trabajo para una sola persona. Se necesita mucha energía para un proyecto que precisa de tanta infraestructura.
El final de la experiencia Dales Caña
Un montón de horas repartidas entre tres personas, son llevaderas, pero para una sola persona es demasiado. Aunque no lo parezca, el proyecto exigía una media de no menos de tres horas diarias para llevar a cabo todo el proceso de creación, consulta, documentación, publicación y divulgación, pero aún así, lo que más dedicación exigía era la reflexión continua, en cualquier lugar y en cualquier momento. La elección del tema, la búsqueda del titular, el comienzo del artículo, el cuerpo central, las conclusiones, la forma, la corrección, las reuniones para debatir. Mientras paseaba, en la cama, mientras leía o escuchaba música… en cualquier momento. A pesar de la fluidez y la facilidad con que surgía, la carga ha sido tan dura que pesaba.
Personalmente me ha sido útil para aclarar ideas, para ampliar pensamiento, para concentrar y resumir contenidos... Pero sobretodo me ha servido para crecer; para comprender y evolucionar. Desde luego puedo asegurar que no soy la misma persona de antes de la experiencia Dales. Me he tenido que pronunciar cuando hasta ese momento no era necesario que lo hiciera. He tenido que tomar parte. Sólo espero que a ti también te haya resultado útil.
El final de la experiencia Dales Caña
Aún continúo mentalmente “tropezando” con temas, haciendo titulares, desarrollando artículos… Sólo espero que a partir de ahora, en esta nueva etapa esto, poco a poco, se vaya diluyendo. Porque desde este mismo momento, para no cortar radicalmente y tratar de buscar una nueva progresión, pretendo ir publicando alguna reflexión de tanto en tanto, pero en otro lugar, de otra forma. Me gustaría que fuera algo que no tuviera nada que ver con “dar caña”. Ya no quiero dar caña a nadie ni a nada.
Quiero desvincularme de los pilares con los que estaba sustentado el blog y que de una u otra forma han acabado fallando. Estoy hablando del informático que abandonó sus funciones y dejó de divulgar como debía, sin avisar y sin explicar cómo continuar su trabajo; esto causó una herida muy grave al proyecto. Después, el otro miembro del equipo que al final resultó que no era tan amigo como parecía, cuando debido a un incidente personal perfectamente salvable, impidió la reconciliación que se intentó. Después los hackers que con sus boicoteos causaban molestias y nerviosismo, y que dejaban un mal regusto con sus actuaciones. Y por fin, Blogger y Gmail (Google), el lugar que hospedaba el blog y que dificultaba con trabas su divulgación. Demasiados problemas para soportarlos una persona sola.
De tarde en tarde, sin obligaciones, sin meterme presión, cuando entienda que un tema vale la pena, publicaré algún artículo en el sitio de blogs Wordpress, no quiero tener nada que ver con ningún elemento del pasado, no quisiera seguir alimentando sanguijuelas para que se beneficien de ello. Sin publicidades, sin contadores, sin divulgación en redes sociales, sin saber si las visitas vienen de México, Chile, Rusia o la China. ¿Qué más da? Se publica y listo. Si le sirve a alguien perfecto, y sino ya está bien allí, al menos me ha servido a mí. El final de la experiencia Dales Caña
Dentro de algún tiempo, probablemente antes de final de año, eliminaré personalmente cualquier rastro del blog Dales Caña. Si quieres echar un vistazo a aquel artículo que no pudiste ver por falta de tiempo, o deseas guardarte alguna cosa, hazlo antes de que se borre definitivamente
Acabo con la satisfacción del trabajo bien hecho. De que se ha puesto honradamente todo lo que he podido y sabido. De que el esfuerzo ha valido la pena.
Gracias a los que nos han apoyado, a los que nos han seguido, a los que entraban dos veces por semana en busca del último artículo publicado. Gracias a todos. Si quieres seguir el nuevo blog, sepas que lo he titulado “Sin Cristal”, una pretensión de fondo muy ambiciosa, difícil de lograr, pero hay que intentarlo para tener alguna posibilidad de aproximarse. El nuevo blog está en
Sin Cristal
Nos vemos allí.
Caña a… Hoy vamos a ir cogiendo práctica y en este último artículo no vamos a dar caña a nadie.
Joan Llorenç
[email protected]


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