Revista Libros
Termino aliviada de leer El final de la historia de Lydia Davis, cuya narrativa breve, afirman, es brillante. A falta de comprobar tal talento con, por ejemplo, Ni quiero ni puedo, uno de los títulos pendientes de mi estantería, no parece que se maneje tan bien en distancias más largas. El final de la historia es la historia de una novela en construcción narrada por su autora y protagonista, una traductora rota por el desamor con un estudiante doce años más joven que ella. Tal es el objeto único de su novela y también de esta, cuyo lector debe armarse de paciencia para afrontar las repeticiones, incoherencias, falta de concreción y excesos descriptivos. No hay duda de que, como ejercicio metaliterario, esta novela es reveladora del esfuerzo titánico que supone la labor creadora, pero tampoco de que la antipatía generada por la narradora y protagonista alcanza tales cotas que, pese a su brevedad, resulta difícil alcanzar el final.Ustedes verán.