El final de una larga semana

Iluso de mí, que pensé que ayer se terminaba el viajecito. Que con la vuelta del líder la cosa acababa. Pues no, después de una comida –y más si es mediocre—, viene el eructo. Hoy para alcanzar su gloria, el otro líder, el de la secta de Los Kikos –la que hace competencia al Opus Dei y a los Legionarios de Cristo—, hoy tiene todas las autorizaciones necesarias para seguir tocando las narices a los madrileños.

Gallardón, tan católico como moroso, tan moderno como falso, ha dejado que estos jovencitos, afamados por pertenecer a lo más cutre y casposo de la Iglesia Católica, se adueñen un día más de Madrid y pongan la Cibeles patas arriba, con cortes de tráfico y molestias para los madrileños incluidas.

Los Kikos son esos guardianes de la fe, vigilantes al servicio de Rouco, que les adora, que fundó el pseudo-intelectual Kiko Argüello –ese que ha pintado de forma tan lamentable las vidrieras de La Almudena o que ha compuesto una sinfonía, que al decir de los entendidos es tan valiosa como las vidrieras—, y que han decidido alargar, siempre que hay un evento católico de esta magnitud, el “jolgorio” un día más. El día de Kiko, donde decenas de miles de Kikos celebran un encuentro vocacional.

Total, otro día más, y a esperar que se vayan ya, de una vez, y esta ciudad vuelva a su normalidad.

Mientras tanto, dedico a todos los laicos, especialmente a los que viven en Madrid para que se desintoxiquen un poco de esta pesadilla, una serie de chistes o dibujos que estos días han editado algunos humoristas y amigos. Y cierro con un vídeo del genial programa Polònia sobre el Papa y otro de Iñaki Gabilondo, que con su forma moderada habitual, pone las cosas en su sitio: