Revista Cultura y Ocio

"El final del ave fénix", de Marta Querol: una historia tan bella como triste

Publicado el 17 diciembre 2013 por Lidiacasado

Ficha técnica:

Título: El final del ave fénix     Autora: Marta Querol   Editorial: Ediciones B    Género: novela histórica   Páginas: 528  Publicación:  2012              ISBN:  978-84-9872-716-6

Sinopsis (editorial):

 Las vidas de dos niños se cruzan por un instante durante la guerra española. Nada tienen en común, salvo la falta de cariño que los rodea y que marca su carácter. Y nada hace presagiar un futuro en común.  Pero en la edad adulta, Carlos y Elena se reencuentran y comienza entre ellos una relación tormentosa. Juntos luchan por construir la vida que ambicionan, pero un entorno plagado de intrigas, pasiones y la mentalidad imperante en la época, se empeña en impedírselo. En un mundo hecho por y para los hombres, la batalla no está equilibrada, y Elena debe luchar contra su propia familia incluso.
   Hay novelas que no te dejan respirar hasta que acaban. Incluso una vez llegado al punto final, se quedan prendidas en tu cabeza, martilleándote con su historia. Esta ha sido, para mí, una de esas novelas. Sus páginas se devoran porque está escrita con un estilo ágil y medido y porque el argumento te va llevando de una situación a otra sin pausa pero sin prisa. Pero es tanta la tristeza y tanta la indignación que he sentido leyéndola que no he podido evitar cerrar los puños y apretar los dientes en ocasiones mientras leía y, aún días después de haberla acabado, seguía preguntándome por qué había familias como la de Elena, por qué existen padres que no quieren a sus hijos, por qué hay amores que conducen a la locura y a la propia destrucción en lugar de ser tierra fértil en la que plantar y hacer crecer la semilla de la felicidad.
      Marta Querol comienza su historia por el final, por las últimas líneas de la vida de Elena, una mujer luchadora a la que, al final, vence el cáncer. Una mujer luchadora que solo deja de hacerlo cuando se lo pide su hija. Tras ese primer capítulo, la trama regresa al comienzo de la historia para contarnos la vida de Dolores, Lolo, la madre de Elena, un personaje muy complicado que no me ha despertado simpatía en ningún momento. Dolores hace honor a su nombre y sufre y genera dolor casi a partes iguales. Porque Dolores, única mujer en una familia estricta y militar, sabe ser fuerte, decidida y segura cuando hace falta pero no consigue reponerse a la herida que el amor de su marido (un mujeriego irresponsable, egoísta y vanidoso) le provoca. Y carga su propio dolor en Elena, hija de un matrimonio más preocupado de sí mismo que de dar forma, color y calor a una familia.
     Me ha resultado tan cruel la vida de Elena, tan doloroso el modo en el que la tratan sus padres, tan humillante el tono con el que le hablan... que muchas veces he sentido la tristeza y la amargura en mí. Esa familia construida a base de portazos, de silencios, de invisibilizar a Elena, de llantos, de risas no compartidas, de alejamiento y de pura fachada me ha hecho pensar mucho en los padres ensimismados que no saben o no quieren o no pueden disfrutar de la paternidad y se centran solo en sus problemas, sus sentimientos, sus alegrías y sus penas, sin incluir a una progenie que anhela una simple mirada, un simple gesto, una palabra de cariño.
    Gerard, el padre de Elena, es un personaje antipático, lo mires por donde lo mires. Puedes hacer un esfuerzo por entender a Dolores, aunque a mí me haya resultado difícil no cogerla por las solapas y cantarle las cuarenta, pero a Gerard no hay por dónde cogerle. No se dejaría. El gran manipulador, el gran mentiroso, el gran hombre/fachada... Imposible sentir por él algo positivo.
    Querol traza una historia que no da tregua. Cabría pensar que Elena consigue ser feliz cuando abandona ese hogar desestructurado, por mucha estructura y fachada que tenga, pero no es así. Y eso me ha dado mucha pena, porque, en el fondo, sigue estando sola. Elena se pasa la vida sola, cuidando de sí misma y dudando de que alguien la quiera, cuando quizá el problema es que no se ha dejado querer. Para mí, esta es el gran tema de la novela: el retrato de alguien tan herido que es incapaz de sobreponerse a la infección que ese desgarro le provoca y deja que se enquiste, que lo llene todo, que no haya más en su vida que esa llaga de la falta de amor que no deja de supurar. Me parece un personaje muy real, porque es verdad que hay mucha gente que se queda anclada en la felicidad que no tuvo y es incapaz de ver la que tiene delante en ese mismo momento. Elena es así. Así vivió hasta ocho años antes de morir. 
     La autora urde una trama interesante, llena de conflictos y contratiempos, y construye personajes muy sólidos y reales, que representan diferentes formas de abordar la vida (o de dejar que la vida te aborde y te lleve por delante) pero me da la sensación de que es poco indulgente con ellos. El final del ave fénix me ha parecido una lectura muy bonita pero tremendamente triste, con una pequeña gotita de esperanza que casi ni brilla entre tanta desesperación. ¿Una llamada de atención? Puede ser. Para mí lo es, desde luego. Y es que el ave fénix que se reinventa cada vez que lo pulverizan tiene que mirar más allá de la reconstrucción de sus propias alas; debe aprender a moverlas y volar.   Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto 12 meses 12 libros: 11/12
  • Reto Autores de la A a la Z: Q          


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