Suelo hacerlo muchas veces, adelantar el regreso a casa. O porque el tiempo no acompaña, o porque pienso en cositas que tengo por hacer en mi ciudad, o sencillamente porque me canso. Pero muchos años he adelantado el regreso, y esta vez no va a ser diferente.
Ya me he puesto manos a la obra, esta tarde haré las maletas y mañana regresamos a casa. El mal tiempo junto con un agotador comportamiento del Peque han sido los detonantes de la decisión. Ya ayer el tiempo acompañó más bien poco. Hoy además nos acompañan unas nubes traviesas que van dejando lloviznas aquí y allá. La temperatura es muy agradable y se está agusto, pero creo que ya me va entrando morriña por volver.
Además el nene no hace gala de su mejor comportamiento. Está muy demandante, hiperactivo, inconformista,...., y confieso que mi paciencia ha dicho ¡¡basta!!. No sé si es porque tanta actividad le tiene agotado, porque está cansado y quiere seguir con un ritmo irrefrenable, porque ya tiene ganas de volver a casa, o por qué razón, pero está en un plan que agota hasta a los padres más devotos y entregados. Y total para discutir, regañar o castigar no estamos aquí. Así que lo más adecuado es dar por concluídas estas vacaciones estivales y regresar al hogar, donde nos esperan los abuelos, los tíos, la prima, los amigos y unas gatas ansiosas de mimos.
El balance de estos días de descanso es muy positivo, hemos hecho exactamente lo que queríamos hacer, descansar sin planes, sin tener que hacer cosas porque sí, disfrutando de la playa al máximo, de los pequeños placeres, de comer helado del bueno, de perrear hasta el extremo, de grandes y ricos aperitivos, en fin, pequeñas cosas que han hecho grandes estas vacaciones. Las necesitábamos sin duda.
Aunque confieso que agradezco enormemente que mis padres (benditos abuelos) estén a mi llegada porque necesito un poco de descanso "infantil". Tanta demanda y tanta exigencia me tienen exhausta, le vendrá bien separarse un poquito de mi. Además los abuelos están deseosos de pasar tiempo con él, lo cual es totalmente normal.
El motivo de tan mal comportamiento en parte lo sé, la rebeldía, la alta demanda, la desobediencia se deben a una de esas fases de autoafirmación, provocadas por el crecimiento y el desarrollo. Está creciendo muy deprisa, su cabecita no para de pensar, es increíble lo que ha cambiado estos meses. Tiene algunas ideas alucinantes.
El otro día salía de la playa llorando, un claro quiero y no puedo: quiere seguir pero está tan cansado que no puede, y se enfada consigo mismo. El resultado es un llanto absurdo. Mientras yo tiraba de él al tiempo que de la bolsa de playa y demás enseres me dijo algo que me dejó de piedra:
- "mamá, ¿no vas a comprar a otro niño?".
Os explico, yo iba enfadada y explicándole los motivos de mi enfado, preguntándole qué le ocurría y por qué se comportaba así. Y fue entonces cuando me lo dijo. No sé muy bien por qué, pero el tener más hijos, hermanos para él, lo piensa como "comprar un niño". Fijáos, nosotros no amenazamos jamás al niño con quererle menos si se porta mal, o similar. Conozco a padres que lo hacen, lo oigo muchas veces en la calle "si te portas mal no te voy a querer", se me ponen los pelos de punta solo de escribirlo. Jamás hemos amenazado con algo tan terrible a nuestro hijo, nunca le hemos dicho que le querríamos menos si hacía esto o aquello. Pero a pesar de eso, él teme que así suceda, ¡qué cosas!.
Como digo está agotado porque se impone un ritmo frenético de lo mucho que le gusta todo esto, así que creo que ha llegado el momento de parar. Adelantamos un día y medio nuestro regreso, no es mucho. Así que toca tarde desenfrenada de preparativos. Mañana espero escribiros ya desde casa, comodamente sentada en mi silla del estudio y con una o más gatas a mi vera ronroneando de felicidad.
