En planes de reestructuración de los bancos nacionalizados y de los que han recibido ayudas públicas para ajustarse, de la mejor manera, a la situación variable de la economía, se ha reclamado “flexibilidad” por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). Además, también ha defendido la idea de limitar las remuneraciones y los dividendos en efectivos, en el caso que sean necesarias estas medidas, para conseguir hacer más fuerte el capital de las entidades.
Se ha afirmado que “Aunque los planes de reestructuración de los bancos de los grupos 1 y 2 deben estar dirigidos a garantizar que vuelvan a ser viables, al mismo tiempo deberían seguir bajo revisión para garantizar que no generan restricciones innecesarias en la provisión de crédito, especialmente dado que en teoría su viabilidad puede mejorarse con un ritmo de desapalancamiento más lento en algunos casos“.
Con lo cual, si los bancos del grupo 0 no pueden llegar a aumentar su cuota de mercado de préstamos tal y como se espera, y los del grupo 1 y 2, por culpa de las limitaciones en sus planes de reestructuración, no pueden tomar el relevo de la economía, el crédito a la economía real menguará más rápido de lo que se esperaba hasta el momento. Con lo cual, ante esta situación sería adecuado revisar los planes de reestructuración, para eliminar cualquier limitación innecesaria en el préstamo.
Finalmente, insiste en que se está intentando mantener el objetivo clave de devolver la viabilidad a los bancos y al mismo tiempo, resolver el ritmo de devolución de la financiación del BCE.