Hubo un tiempo que lo comparaba con las arenas movedizas. Pero aquello daba una perspectiva muy negativa al asunto, una imposibilidad de salir si no se tenía ayuda. El fondo de la piscina es mejor, te hundes poco a poco pero cuando tocas puedes darte impulso para salir. También te puedes quedar, puedes ahogarte pero de lo jodido que se convierte no salir es algo que no debo tocar en este blog.
El fondo de la piscina no es una experiencia personal. No tiene nada que ver con un proceso introspectivo. La introspección es la mierda, es sacar de nuestro interior lo malo que tenemos e intentar cambiarlo, querer mejorar. La piscina es el contexto, es las amistades, es tu relación, tu familia o tu trabajo. Y eres capaz de acordarte del momento en que te has dado cuentas que has tocado suelo. Que la piscina ya huele y que seguir bajo, mata, bien sea porque te ahogas o porque te pudres. Pero mueres. Morir en vida es peor que la misa muerte.
Un amigo, llamémosle Carlos se acuerda perfectamente del día que se dio cuenta que todo estaba mal. Tomó una serie de decisiones, algunas más drásticas, algunas desacertadas, un poco de todo. Pero no se equivocó, el único error es no decidir. Es seguir. Es mantener todo igual porque las cosas no cambian, no llegan oleadas de buena suerte a vidas llenas de desgracia o de miseria.
No quiero que te olvides de algo. Lo peor del fondo de la piscina es que el ser humano es el único animal capaz de perforarlo y seguir hundiéndose. Lo bueno es que puede salir. Tú también puedes salir. Pero puede que necesites ayuda…