Revista Belleza

El Formol al detalle

Por Spb

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Cada día estamos expuestos a pequeñas cantidades de formaldehído, ya que su molécula es una de las más presentes en nuestra vida. Se encuentra presente tanto en el aire: contaminación medioambiental por combustión de carbón, gases procedentes del tubo de escape de los vehículos, tabaco, hornos a gas, chimeneas… como en ciertos alimentos y varios productos de consumo. Nuestro cuerpo también produce pequeñas cantidades de formaldehído de forma natural, como parte de su proceso metabólico. Sin embargo, debido a su volatilidad, se descompone rápidamente en el cuerpo y en la atmósfera, ya que se degrada en presencia de la luz solar en CO2 y H2O. De esta forma, no se acumula en el ambiente o en los seres vivos.

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En peluquería

La utilización del formaldehído como conservante en la formulación de diferentes productos cosméticos y capilares es normal. Se usa en champús, productos de higiene femenina íntima, cremas de baño, etc… Sin embargo, ha sido el uso del formol en tratamientos de queratina los que han producido una alarma generalizada en nuestro sector.

El uso del formaldehído es empleado en estos tratamientos para romper los puentes cistínicos, que son los que dan forma al cabello y su resultado es un alisado más permanente.

La alarma se produjo a raíz de varios casos de intoxicaciones (mayoritariamente en Sudámerica) por el uso del formol en alisados permanentes. La mala praxis, la manipulación errónea y la fabricación casera de estos tratamientos, junto a productos de dudosa calidad con concentraciones superiores al 2% de formaldehído fueron el detonante. Las autoridades competentes de varios países empezaron a tomar medidas prohibiendo su uso o reduciendo drásticamente la concentración de formaldehído permitida en sus composiciones. Pero la noticia corrió como la pólvora por Internet y otros medios, dando una imagen muy negativa del formol. A partir de ahí, empezó a relacionarse formol con cáncer, y las empresas fabricantes empezaron a eliminar este componente de sus productos por el temor al rechazo generalizado.

Sin embargo, en la Comunidad Europea su uso está muy controlado y regulado. Los productos con concentración de formaldehídos tienen cantidades mínimas no perjudiciales para la salud. No obstante, si un producto produce picor en los ojos y nariz durante el tratamiento, seguramente sea un efecto producido por el exceso de formol en su composición. Por este motivo, y antes de aplicar un producto es recomendable estudiar el producto que se va a aplicar, la marca, de dónde precede, los permisos sanitarios, etc, porque hay muchos productos “dudosos” que pueden contener un porcentaje muy elevado de formol y ser tóxicos.

Como la toxicidad del formaldehído es consecuencia directa a su exposición, se recomienda al profesional el uso de mascarillas y una buena ventilación del local. El riesgo es mayor para el estilista porque, al planchar el pelo durante el tratamiento, el formaldehído se libera en forma de vapor, lo cual puede causar alergia en la piel, ojos y sistema respiratorio.

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