Revista Diario
He elegido dar el pecho a mis hijos hasta que ellos han querido. Cuando estás en casa, en tu espacio, o con personas cercanas, no hay ningún problema. El problema llega cuando tienes que salir a la calle. ¡Porque tienes que salir! Aquí la cosa se complica. Reconozco que, sobre todo al principio, para mí era el principal problema de dar el pecho. No sabía cómo hacerlo. Busqué por internet una especie de camisetas con aberturas especiales pero no me acababan de convencer. Hasta que un día calló en mis manos un foulard. Siempre me han gustado los pañuelos atados al cuello pero como últimamente están de moda los foulards, pensé en cambiar el pañuelo pequeño por este formato más grande. Y luego caí en la cuenta de que es la mar de cómodo para dar el pecho en público. Creas una especie de “cabañita” y el bebé come tan tranquilo. Mucha gente no se da ni cuenta y el pequeño o pequeña se sienten protegidos y comen más relajados. Vamos, un artículo bonito y funcional.