![El fracaso de un bocazas El fracaso de un bocazas](https://m1.paperblog.com/i/530/5306149/el-fracaso-un-bocazas-L-FytyEN.jpeg)
Que el ínclito presidente ultrapopulista de EE UU es un bocazas mentiroso, no resulta ninguna novedad a estas alturas de su mandato. Destacados y prestigiosos periódicos de su país se encargan de contabilizar cada día las trolas que salen de la boca de un mandatario que es incapaz de callar o dejar de twittear sus baladronadas. Se inventa problemas, exagera peligros, presume de recetas para resolver cualquier conflicto y amenaza sin pudor a quien ose contradecirle. Nadie en la Casa Blanca ha sabido encarar ningún asunto como es debido hasta que él ha ocupado el Despacho Oval. Ningún acuerdo o tratado le parece satisfactorio, ninguna negociación ha respondido a los intereses nacionales de manera ventajosa, ninguna relación con otros estados es justa para EE UU, las reglas del comercio global le parecen perjudiciales y hasta la OTAN le supone un gasto en defensa que sólo beneficia a Europa. Habla y habla de saber arreglar cualquier asunto como lo hace un hombre acostumbrado a negociar, como él: de manera directa y mediante presiones. “Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas”, parece que es su mantra empresarial ante las delicadas cuestiones que ha de abordar como gobernante. Y así le va.
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Pero donde se ha cubierto de gloria, tras dos tandas de reuniones al más alto nivel, es en su mediática y resolutiva negociación con Kim Jung-un, el “hombre-cohete” de Corea del Norte, país con el que formalmente EE UU continúa en guerra (no han suscrito la paz, sino un armisticio) y que mantiene su intención de dotarse de misiles balísticos que podrían lanzar una bomba atómica sobre territorio norteamericano. Nadie hasta la fecha, desde la Guerra de Corea de los años 50 del siglo pasado, había podido dar carpetazo al asunto. Y Trump se propuso solucionarlo de un plumazo, tras los alardes con cohetes del coreano y las amenazas de represalias superlativas del norteamericano. Llegaron a celebrar dos cumbres con mutuos regateos y alabanzas, cada uno a su estilo, la última de las cuales en Vietnam. Pero el fracaso fue clamoroso por más que el silencio en que se ha envuelto también lo sea. La supuesta argucia negociadora del magnate neoyorquino no ha podido con la astucia del desconfiado sátrapa de la dictadura coreana. No hubo acuerdo, ni restablecimiento de relaciones, ni declaración del fin de la guerra, ni comunicado final. Nada de nada.
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Donald Trump ha conseguido demostrar, en estos primeros dos años, ser un fracaso como charlatán comercial, fracaso como diplomático de relaciones internacionales y fracaso como negociador en la resolución de conflictos. Ha alcanzado el destino de todo bocazas: el fracaso y la falta de credibilidad. Y todavía resta la mitad de su mandato para conquistar nuevos éxitos, como los que les reserva el fiscal especial Mueller, que investiga su relación con la trama rusa de injerencia electoral. No cabe duda de que el 45º presidente de EE UU pasará a la historia de su país con un mérito indiscutible: por bocazas.